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Crítica de laurass89


laurass89
01 December 2018
La oscuridad nos rodea en una de las callejas más recónditas de una ciudad mítica. Nuestro pasado nos persigue y nuestro futuro, aún más oscuro que la propia oscuridad, nos dice que tenemos que involucrarnos en lo que jamás querríamos. Miramos a un lado y a otro, pensamos que no tenemos más opción: corremos hasta nuestro destino. Lo que nos deparará el día siguiente, solo los dioses lo saben.

En este entorno mistérico y oscuro, donde tendremos que elegir entre vivir en nuestra cotidianidad y con nuestros recuerdos y salir a la luz pública e involucrarnos en la acción política, se encuadra el relato de Oscura Roma –Saga de Marco Lemurio I– de Luis Manuel López Román.

Fondo histórico

Cuando me enteré de la publicación del libro me interesé desde el minuto uno porque su autor, profesor de secundaria de historia, es experto en esta época de la historia de Roma. No iba a destrozar la historia. La novela se sitúa en el año 387 a. u . c. (ab urbe condita), es decir, en el año 67 a. C., después de la dictadura de Sila, uno de los dictadores más crueles de la historia de Roma, según un bando, claro.

Esto nos interesa porque nuestro autor coge de manera muy inteligente un tiempo de nadie, un tiempo donde la historia conocida no es tan conocida, de manera que puede mantener el rigor histórico y fabular sobre él. de este modo, va dibujando la historia venidera, la que se conoce más, desde su germen. ¿Cuál será esa historia? La obtención de imperium de Cneo Pompeyo Magno y su consideración como héroe de Roma. El Pompeyo que luego peleará contra Julio César y que morirá en Egipto.

Así, podemos ver las fluctuaciones políticas del momento, los anhelos de las diferentes facciones de la política romana y los movimientos que se realizaban para poder obtener el poder en una ciudad que, como se dice en el libro, tenía unas leyes institucionalizadamente corruptas. Todo valía, incluido el olvido de los propios actos y el recuerdo constante al contrario de los suyos.

Todo ello, además de ilustrarnos en los vaivenes políticos nos ayuda a conocer el entorno de nuestro protagonista, Maco Lemurio, que no es sino ejemplo de la sociedad que más desconocemos, el hombre de a pie, el romano libre que había de trabajar para ganarse míseramente el pan. Nos ayuda a entender su descreimiento en la política, el del protagonista y el del pueblo romano, pero también cómo, paradójicamente, se veían envueltos en los juegos de los poderosos, aunque ellos no lo quisieran. Incluso aunque no tuvieran ideas políticas... Pero, ¿quién no tenía ideas políticas en Roma? Y es que esta es una de las cuestiones que, a mi parecer, el libro trata maravillosamente: no puedes escaparte del juego de los poderosos, juega y al menos sobrevive a él.

La magia cotidiana

Pero esta novela no es una obra política, aunque esta sea motor de su trama. En un mundo donde en cada esquina se encontraba un templo, no podría despreciarse la cuestión sobrenatural, la magia. Y es que es cierto que la mayoría de los romanos rendían culto de manera automática y con un sentido completamente pragmático. Como un por si acaso.

Sin embargo, con la entrada de los cultos orientales, con la llegada de griegos y egipcios a la urbe, la espiritualidad y lo sobrenatural comenzó a involucrarse más en la sociedad romana. Así lo podemos comprobar en el motivo de la investigación de Marco Lemurio. En ella, de la cual no revelaré mucho para no hacer spoilers, se ve en la necesidad de acudir a un templo al dios Apolo. Apolo, un dios grecolatino, que sin embargo aparece transfigurado con una cabeza de pájaro. Este sincretismo entre Grecia, Egipto y Roma será la atmósfera que rodee la novela y la propia vida de nuestro protagonista, de padre romano y madre griega.

Podría parecer que este elemento sobrenatural desluce una novela con una raigambre tan puramente histórica. Nada más lejos de la realidad, ya que el autor ha conseguido una conjunción, un sincretismo, por no alejarnos de esta idea, entre la realidad histórica de la época y los aspectos sobrenaturales que se relatan, ya que estos son aspectos reales de esa Roma, la que menos conocemos, la más oscura.

Todo cabe en lo breve. Pequeño es el niño y encierra al hombre.

Esto es lo que nos dice Alexandre Dumas y estoy muy de acuerdo con él. Esta novela es uno de los mejores ejemplos que he encontrado para darle la razón.

Si hubiera que poner un pero a la novela sería la publicación. Amazon, como sabemos, no maqueta ni corrige las novelas que publica, por lo que el libro necesita una limpieza. Sin embargo, creo que en vez de ser un punto negativo es un valor en el que tenemos que pensar. Es necesario apoyar este tipo de novelas que son tan geniales y quedan en la oscuridad. En este caso este es una saga y espero de verdad que continúe y con todas las condiciones. Es necesario que de lo breve demos luz al todo.

¿Por qué? Porque en sus pocas páginas, nuestro autor ha conseguido unir no solo, como decíamos antes, lo sobrenatural con lo histórico, sino que además ha conseguido dos cosas fundamentales, bajo mi punto de vista: explicar una realidad histórica y deleitarnos con unos personajes estupendos.

Que la época que ha cogido no es casual lo he mencionado varias veces, pero es que, además, este marco temporal le permite mostrar estupendamente las consecuencias de un enfrentamiento civil. Nos enseña las causas que este tiene para las clases populares y como estas se ven arrastradas a las turbulencias políticas. El protagonista, y varias escenas concretas de la novela, nos enseñan que no podemos pensar que eso de la política es cosa de otros, porque pensamos, porque vivimos en sociedad y porque no sirve trabajar y estar a nuestros asuntos. La pelea de los poderosos mata a los humildes.

Pero para poder mostrarnos esto no servía una historia plana, diría que no serviría una narración rigurosamente histórica. Había que imbuir de humanidad a esos actores. de esta manera, a pesar de que la novela es corta, nuestro autor consigue perfilar los personajes no a través de descripciones ampulosas, sino de sus acciones y afectos respecto a otros personajes, mezclando los personajes históricos con los ficticios como si ambos siempre hubieran estado allí. Así tenemos a Antígona, a Céfiro, a Alda, a Periandro, a Varrón... que no solo importan por su interacción con el protagonista, sino por los tipos de la sociedad romana que representan.

Y para conseguir que todo esto conecte, Luis Manuel López Román juega y juega muy bien. Juega con los géneros, ya que podemos encontrar, por supuesto, rasgos de la novela histórica, pero también descripciones de literatura fantástica muy perfiladas, que consiguen transmitirnos el temor y el frío de la escena, y lo mejor de la novela de investigación, con un manejo de la tensión argumental genial.

La intriga, historia y el mundo sobrenatural se entremezclan estupendamente en una historia que nos enseña y nos deleita a partes iguales. Sus personajes son tan potentes que aún después de leerlo los recuerdas como viejos amigos y todo ello escrito con una tensión atrayente y unos acontecimientos intrigantes. Su lectura es adictiva, amena y sencilla, en la que siempre queremos más. Horacio hubiera estado orgulloso.
Enlace: http://ellibroenelbolsillo.b..
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