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Esta es la segunda novela del autor cubano, Armando Lucas Correa, quien tras el éxito de «La niña alemana» se vuelve a adentrar en la historia de la Segunda Guerra Mundial. En esta ocasión nos muestra la crudeza que muchas familias tuvieron que pasar al tener que decidirse a abandonar a algunos de sus hijos para tratar de salvarlos de los campos de exterminio. En esta novela vuelve a tocar un hecho histórico, el del viaje a Cuba del barco "St. Louis", que llevaba a bordo a casi mil judíos y que, de ellos, solo consiguieron desembarcar veintiocho, el resto fue devuelto a Europa, teniendo que asumir sus terroríficos destinos. La familia protagonista, que tiene dos hijas, tiene que desmembrarse. Una de las hijas embarca en el St. Louis al cargo de un matrimonio judío desconocido y la otra se va a Francia con su madre, a partir de aquí, el autor nos muestra toda la crudeza y las vicisitudes de los campos de trabajo, y de los sentimientos de abandono que como madres y padres quedan sobre las conciencias, a pesar de saber que el desarraigo es la única escapatoria posible. Es una trama donde tienen el mismo peso el amor y los desencuentros, los abandonos y los reencuentros, las reconciliaciones y el dolor, pero sobre todo se trata de que nadie olvide lo que pasó. En esta historia, Elise recibe una carta a los ochenta años de edad que arrojará luz a siete décadas de oscuridad sobre su pasado. En algunos pasajes me ha querido recordar al tipo de novelas en las que nos sumerge Ruta Sepetys, como «Lágrimas en el mar» o «Entre tonos de gris», obras estas -sobre todo la segunda- que son magníficas y muy difíciles de igualar. |
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