Los renglones torcidos de Dios

Nos encontramos ante una obra escrita en 1.979 y, por ello, podemos encontrarnos mucha terminología que actualmente seria etiquetada “socialmente incorrecta” (ejemplo: manicomio) y una gran evolución en la forma de actuar en los centros psiquiátricos hoy en día, así como en los tratamientos empleados a los enfermos.
El autor estuvo ingresado 18 días en una institución psiquiátrica con el fin de documentarse y convivir como uno más. Las palabras que él mismo utilizó fueron “convivir como un loco más entre los locos”. Esto le permitió conocer de primera mano el trato recibido por estos enfermos y, según mi opinión, es uno de los mensajes principales que nos lanza en el libro.
El lenguaje empleado en la novela utiliza términos técnico- científicos, algunos de los cuales tuve que consultar en el diccionario, lo cual es muy enriquecedor ya que así aprendes términos que no hubieses conocido de no leerlo.
Alice, la protagonista, es un personaje de una inteligencia superior que nos da unos diálogos fascinantes, que nos hacen dudar en todo momento de su locura o cordura. Los demás personajes están bien presentados y vamos conociéndolos a todos, así como sus enfermedades y tratamientos. Todo esto nos permite adentrarnos en la novela e incluso en el centro psiquiátrico.
Me decidí a leer este libro ya que había leído muchas reseñas positivas de él, hice caso omiso a las recomendaciones de no leer la sinopsis y ahora me arrepiento porque hubiese disfrutado mucho más del libro si no lo hubiese hecho. Por ello, hacedme caso y, no la leáis, ya entenderéis el por qué cuando lo acabéis.
La novela mantiene la intriga durante toda la trama y dudas de su final incluso en las últimas páginas, es maravillosa la tensión que nos crea el autor. ¿Qué es realidad y qué es ficción? Os recomiendo que, si no lo habéis hecho ya, lo leáis y disfrutéis de él como yo lo he hecho.