El silencio no existe. A veces huimos de la gran ciudad para escapar del bullicio, pero no hacemos sino trocar unos ruidos por otros.
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El silencio no existe. A veces huimos de la gran ciudad para escapar del bullicio, pero no hacemos sino trocar unos ruidos por otros.
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Estaban compuestas por gente es muy recuperadas, que llevaban años sin haber padecido una crisis, y si no se les devolvía sus hogares, era sencillamente por carecer de hogar y no tener parientes próximos o lejanos que quisiesen hacerse cargo de “la loca” o del “loco”, aunque estuviesen alto más equilibrados que muchos que andan sueltos por las calles…
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Procuro sobreponerse. La enfermera la contemplaba como dudando si ha llegado la hora de charla al “Saco” a ella también. Alicia lo entendió así y, por evitarlo, salió al exterior, a que le diera el aire y la lluvia le mojase la cara. Así podría llorar a gusto y nadie notaría sus lágrimas.
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-No solo ha de cambiarse de ropa, como le ha sugerido el doctor, sino también de nombre. Llamase Alicia simplemente: el apellido ni lo mencione. Para las gentes que va usted a tratar, hasta una fonética extranjera marca un signo de excesiva “diferenciación”. Y ya esta usted más que diferenciada con su estatura, sus rasgos faciales tan perfectos, su distinción natural y su clara inteligencia, para “además” llamarse o vestirse de un modo distinto a como ellos acostumbran a oír o a ver. |
No te preocupes por ellos —le decía a Dios— por… por… porque… todos son equi… equi… ¡eso es!, equivocaciones tuyas. Son los ren… renglones torci… torcidos, de cuando apren… apren… ¡eso es!… aprendiste a escribir. ¡Los pobres locos —continuó ahogado por los sollozos— son tus fal… faltas de ortoorto… ortografía!».
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multitud de seres cuyas úlceras no estaban en la piel o en las entrañas, sino en la mente: individuos llagados en el espíritu, tarados del alma
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Esa distinción nos impone derechos y deberes. No podemos exigir los primeros sin sentirmos solidarios con los segundos.
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Mi marido y yo estamos muy compenetrados. Compartimos sin un mal gesto, desde hace dieciséis años, el tedio que nos producimos..
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Quizá la verdadera locura no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.
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... su corazón volvió a latir aunque muy pocos segundos. Recordó los versos de Jorge Manrique: "...querer el hombre vivir cuando Dios quiere que muera es locura". Y los recompuso de esta suerte: "No es cordura querer hacer revivir a aquel que quiere morir". |
¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?