En realidad, mis temores tenían más que ver con el pasado que con el futuro. Ni siquiera el horror físico de mi situación en aquel angosto pasillo de reptiles muertos y frescos antidiluvianos, a varios metros por debajo del mundo que yo conocía y ante ese otro mundo de luces y brumas espectrales, podía compararse con el miedo que sentía ante la abismal antigüedad del escenario y de su espíritu.
|