La llamada de Cthulhu

En una maravillosa edición de tapa dura e ilustrada se nos presentan dos de los relatos (de alrededor de 40 páginas cada uno) paradigmáticos de H. P. Lovecraft: La llamada de Cathulhu y El ser en el Umbral. En este caso nos ocuparemos del primero de ellos. En primer lugar es destacable que para el lector novel de Lovecraft puede ser una gran manera de adentrarse en su particular escritura y, sobre todo, en todo ese universo que conforma lo que se conoce como los Mitos de Cthulhu. Universo de anterior raigambre puesto que autores como Bierce, Chambers, Blackwood, etc ya sentaron las bases para lo que sería todo este ciclo literario que posteriormente desarrollaría Lovecraft en extensión.

En esta ocasión, el protagonista, siempre en primera persona, nos hace partícipes de una serie de noticias, relatos y evidencias materiales siempre fragmentados (característica recurrente de la obra de este autor) que le hacen conocedor, primero escéptico y aterrorizado después, de la existencia de los Grandes Antiguos. Estos dioses procedentes del espacio habrían existido muchas eras antes de que aparecieran los humanos sobre el planeta y en este momento se encontrarían en estado latente bajo tierra o bajo el mar esperando una nueva ascensión en algún punto indeterminado del futuro. Como ya es bien conocido, el principal de estos Antiguos sería aquel cuyo nombre todavía crea polémica en cuanto a su fonética, el poderoso Cthulhu, sedente en la sumergida ciudad de R'lyeh. El relato se divide en tres capítulos que nos narran el primer conocimiento del protagonista acerca de la existencia de toda esta cosmogonía, algunos de los ritos profesados a estos primigenios y, finalmente, una toma de contacto mucho más directa con el gran Cthulhu.

Si bien no podemos desarrollar más extensamente el argumento daba la brevedad del relato, hay varios elementos que sí podemos poner de relieve con mayor atención. En primer lugar, la historia nos resulta mucho más accesible, creíble y abrumadora en tanto en cuanto Lovecraft sigue esa tendencia de expresarnos los hechos a través de supuestas noticias de periódico, de enseres ocultos por personas ya fallecidas, entrevistas y relatos de todo tipo que aportan veracidad a lo narrado. Además todo ello viene amparado por la mención de la obra de antropólogos de renombre como Frazer y Murray que dotan a la composición de un aura científica. Por otro lado, es fácilmente reconocible la escritura densa de Lovecraft con ese léxico grandilocuente y en ocasiones hasta repetitivo al menos en lo que se refiere a algunos términos (teósofo, eones, horror...serán palabras encontradas hasta la saciedad por el lector) pero que nos envuelve y nos crea una atmósfera tan personal e irrepetible en sus escritos. Finalmente la tensión creada a través del propio pánico del protagonista y del avance in crescendo del terror a lo largo de sus líneas, para dejarnos con una angustia final sin acabar de resolver tan bien proyectada desde la paranoia del personaje principal y la desesperación que rezuman los mismos relatos hasta el propio lector de una manera magistral.

Se ha debatido en extensión acerca de la obra de Lovecraft, de sus orígenes y de la manera correcta de adentrarse en su universo. Considero que en este punto es acertado comenzar con La Llamada de Cthulhu en tanto en cuanto el lector conocerá, al mismo tiempo que su protagonista (creándose en cierto modo una curiosa simbiosis), las primeras nociones de toda esa mitología que ha traspasado décadas y sigue tan presente en numerosas ramas de nuestro panorama cultural. Por otro lado, se familiarizará el neófito con la jerga del autor, su manera de escribir y de crear tensión. Si después de este libro no se ha visto atrapado en los extensos tentáculos de Cthulhu ni interesado por obtener más datos acerca del extraño mundo que lo rodea, no parece que vaya a convertirse Lovecraft en su autor de terror de referencia.