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Crítica de Celeste_Lightwood


Celeste_Lightwood
23 April 2021
Ariadna tiene un don. Con solo leer su desgastado ejemplar de la Odisea, si cierra los ojos y dibuja mentalmente sus nombres, puede invocar a los dioses, monstruos y héroes que habitan en ese libro. Desde pequeña ha sido entrenada por sus padres Clío y Néstor para ser capaz de comprender y controlar su don, pues no solo es una habilidad muy valiosa, sino que probablemente la necesitará en el futuro. Tanto sus padres como ella viven en cierto modo al margen de la ley, contrarios a las imposiciones del Nuevo Orden implantado en Ypsilon hace diez años, cuyo poder se basa en la represión. Por eso, cuando sus padres sean capturados por los Cíclopes, un ejército de robots con claras similitudes al ser mitológico del que toman el nombre, Ariadna se verá completamente sola. En su afán por rescatarlos, se topará con T., un joven que vive con sus dos padres y que forman parte de los Rebeldes, aquellos que están en contra de la tiranía de Ypsilon y su presidenta, Némesis. Junto a ellos y otros rebeldes como Calipso, Leda o Dédalo, el líder de este grupo, forjarán un plan para rescatar a Clío y Néstor y, de paso, darle un buen golpe al gobierno dictatorial. Para ello elegirán el día en que se celebra el décimo aniversario de la implantación del régimen, un día de fiesta y celebración para la mayoría de ciudadanos y un día importante para Némesis, pues es una muestra pública para demostrarse a sí misma y a los demás que el sistema funciona, por más que algunos intenten sabotearlo. En el transcurso de esta aventura, Ariadna descubrirá algo sorprendente y es que, tal vez, su don no es tan único como cree y quizá no tenga que soportar ella sola todo el peso de la guerra sobre sus hombros.

Cuando se anunció la publicación de este libro yo estaba muy emocionada ante la perspectiva de tener una nueva novela inspirada en la mitología griega. de hecho, me ha encantado la manera en la que el autor ha aunado la obra de Homero y el panteón griego con una distopía futurista. Aunque puedan parecer dos conceptos, a priori, contrarios en todos sus aspectos, la realidad es que combinan a la perfección en esta novela. Además, no es solo que el nuevo gobierno de Ypsilon simplemente haya tomado como referencia a estos héroes homéricos y los haya trasladado a la tecnología presente y a su estructura oficial, sino que tenemos a Ariadna, un personaje que puede darle una vida real a dichos héroes, dioses y monstruos. Por lo tanto, por un lado tenemos una sociedad inspirada en la Grecia Antigua pero, por otro, la protagonista puede invocar al mismísimo Zeus y sus poderes. Esta combinación entre lo nuevo y lo antiguo me ha impresionado y he de decir que el autor ha hecho un trabajo muy ingenioso para relacionar de una manera tan original ambos conceptos.

Si hablamos de los personajes, sin duda hay que destacar a Ariadna. Pese a ser una jovencita de apenas doce años, tiene agallas, es valiente y es muy madura, pues, aunque sigue teniendo ese regusto infantil propio de la edad, lleva con mucho arrojo su don y lo que este supone y se asume a sí misma como parte de la revolución, siendo consciente de que su poder es necesario para ganar la partida y, por supuesto, para salvar a sus padres. Cualquier niño de su edad se habría amilanado si de repente le arrebataran a sus padres; sin embargo, aunque Ariadna tiene sus miedos y sus dudas, no titubea en hacer lo correcto y en poner su don en manos de los rebeldes para utilizarlo en su causa. T. es el otro gran protagonista, un chico cuyo pasado se desconoce y que fue cuidado por sus dos padres, Orión y Layo. Enseguida él y Ariadna se hacen amigos y T. será un gran apoyo para esta, cuidándola y siendo su hombro cuando lo necesite. Es un chico que comienza a plantearse su verdadera identidad a raíz de conocerla y que oculta algo que ni él mismo sabe, lo que consigue que sea un personaje del que quiera saber mucho más en el resto de libros.

Como antagonista tenemos a Némesis, la Presidenta, cuya figura se hunde un poco bajo el peso de sus predecesores y padres, Pigmalión y Galatea, los cuales siguen siendo muy queridos por los ypsilanos y contra cuyo recuerdo quiere competir, para demostrar que ella está a la altura y es digna del legado que ellos dejaron. Se siente un poco "acomplejada" por el hecho de que sigan siendo recordados con tanto cariño, pues parece que el pueblo solo la ve como una extensión más de las proezas de sus progenitores, no como una gobernadora independiente que, aunque sigue tras sus pasos, tiene sus propias ambiciones. Junto a ella tenemos a Moira, la Arquitecta, creadora de los prodigios tecnológicos que patrullan las calles. de sus creaciones, mis favoritas son las Náyades. Me gusta mucho su diseño y su concepción. También está Argos, el General y el que controla los ejércitos robóticos. Ambos personajes son de ideas muy contrarias y disfrutan con el fracaso del otro, pues no se soportan debido a su competencia.

A lo largo de la novela se tocan temas muy interesantes y muy actuales. Los más relevantes son la inclusión y la manipulación de la información. En esta novela se tratan con total naturalidad las relaciones LGTB+; de hecho, los padres de T. son dos hombres y me encanta que sea algo que ni se cuestione ni se plantee como una problemática, simplemente un hecho objetivo y punto. Este tipo de alegatos me parecen muy importantes, sobre todo si tenemos en cuenta que este libro está destinado a un público infantil-juvenil. Esta inclusividad también se aprecia en detalles como el uso del plural femenino para referirse a una colectividad donde hay hombres, pero la mayoría son mujeres o simplemente, al ser una mujer quien está hablando en plural, usa el femenino. Puede parecer una tontería, pero a mí me hizo el día leer este clase de cosas, a la par que me chocó, en el buen sentido, porque no es lo habitual. Una de las razones por las que conocía a este autor (y quería leerlo) es precisamente porque es muy inclusivo y eso queda patente durante las doscientas páginas. Como he adelantado, otro de los temas relevantes es cómo los medios de comunicación y la prensa manipulan la información para enseñarle a los ciudadanos un discurso totalmente sesgado de la realidad y así controlar a la población. Esto se ve claramente en los tejemanejes de Hermes, el jefe de comunicaciones, que se dedica a manipular vídeos, hologramas y, en general, todo discurso que sale del gobierno bajo las órdenes de Némesis para confundir a la gente y hacerles creer cosas que no son. Aquí se ve claramente cómo funciona este sistema y está muy bien planteado, dando un tema muy interesante de debate y reflexión si este libro lo leen niños más pequeños.
El estilo narrativo del autor, por otra parte, me ha encantado. Nunca había leído nada de Nando López y me ha sorprendido para bien lo sencilla que es su pluma, pero, al mismo tiempo, lo mucho que esta transmite y lo bien que escoge las palabras para decir exactamente lo que quiere decir. Me ha dejado con muchas ganas de leer algo más de él.

Ahora bien, ¿es todo positivo en esta novela? Pues me temo que no. Mi gran pero con esta lectura ha sido el ritmo y las descripciones. El ritmo de la novela es frenético y constantemente están sucediendo cosas y la trama no deja de avanzar sin descanso. Esto es algo que suelo disfrutar, pero en este caso lo he sentido demasiado acelerado. A veces no me daba tiempo a asumir lo que estaba sucediendo porque las pausas entre una acción relevante y otra eran demasiado cortas o escuetas como para darme tiempo a respirar. Esto probablemente se deba a que, como he comentado más arriba, El don de Ariadna está pensada para, según la web, un público de entre 12 y 17 años. Es bien sabido que a un público tan joven hay que atraparlo rápido y no soltarlo para que una lectura no le aburra y esto ha hecho que, en mi opinión, las descripciones sean demasiado superfluas o no se ahondara lo suficiente en los personajes, su pasado, sus sueños y sus ambiciones. Puede que a otros lectores esto no les suponga un problema y prefieran la acción a las páginas más reflexivas, pero a mí se me ha hecho en falta. Sentía que se daban suficientes datos de los lugares, los sentimientos de los personajes y que incluso los diálogos se me quedaban cortos. Lo notaba especialmente en las escenas de pelea, ya que transcurrían bastante rápido para mi gusto y no era capaz de hacerme una idea clara de quién estaba pegando a quién, como se estaba defendiendo X o por qué había atacado Y. Las escenas de acción se desarrollaban tan veloces que no daba tiempo a que la tensión se asentara y sintieras el mismo temor o adrenalina que los personajes, porque nada más empezar terminaban. Un ejemplo claro es cuando aparece la figura del Minotauro; en apenas un par de páginas se resuelve el conflicto y para mí fue un poco como ¿ya? ¿Un monstruo tan interesante y que ha llevado tanto tiempo construir y desaparece en un par de párrafos?


Otro hecho en el que me han faltado detalles es en cómo vive la sociedad. En una distopía o en una novela futurista, para mí es importante saber cuáles son las condiciones de la población, si están de acuerdo con el gobierno, si viven felices, si pasan penurias, si están satisfechos... Y es cierto que esto se menciona, pero siempre, o casi siempre, desde el punto de vista del gobierno. Es un tema que se toca de pasada porque claramente hay dos bandos, el gobierno y los rebeldes, y la novela no va más allá, no pasa de ahí. Se centra en esas dos unidades y del resto de cosas que suceden alrededor no sabemos prácticamente nada. Quizá esto se explique mejor en los siguientes libros. Para no enrollarme más con este aspecto, decir que, en resumen, me hubiera gustado que hubiera más explicaciones, descripciones y, en general, más profundidad tanto en los personajes como en la trama. Asimismo, el worldbuilding me parece un pelín desaprovechado. Creo que el autor ha creado un universo increíble que no ha visto todavía todo su potencial, pero esto solo es un comentario puesto que, al ser primera parte de una trilogía, espero que se explote mucho más en los libros sucesivos.

Recalcar que todo lo anterior no creo que sea algo malo per se en la novela, pues probablemente se deba a que yo no soy el público objetivo de la misma y se necesita una acción rápida y que vaya al grano para poder atrapar a chavales más pequeños (aunque ya os adelanto que es también muy disfrutable para un público adulto a pesar de mis reticencias).

Añadir que la edición es una pasada, en tapa dura, muy cuidada y con unas ilustraciones (David Benzal) que son una pasada y que nos ayudan mejor a hacernos una idea de todos los prodigios mecánicos que pueblan la novela.

El don de Ariadna no me ha dado todo lo que yo quería, pero sí lo suficiente como para desear seguir leyendo más, bien del autor o bien de la propia trilogía.

Enlace: https://notodoesfantasia.blo..
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