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Un matrimonio que hace ascuas y una vida que no se parece en nada a lo que Flora quería veinte años atrás, provocan que ésta acabe en la cama junto a un desconocido tras una noche de fiesta. Cuando abre los ojos durante la noche y es consciente de lo que ha hecho, no se reconoce. No sabe nada de él, su nombre y poco más. Por eso huye. Pero no puede quitárselo de la cabeza, quizás porque es lo más interesante que le ha pasado en los últimos años y porque probablemente le haya despertado del largo letargo en el que estaba inmersa. Necesita volver a verlo. Quedan, pero Paul no aparece. A Flora solo le queda el recuerdo de sus mensajes, el colgante que le "quitó" sin mala intención y el título de la novela que tenía en su mesita de hotel. Curiosa acude a una librería y compra "Niebla en Tánger". Cuando comienza a leer descubre en la historia a su Paul Dingle, al hombre con el que se acostó, y que igual que lo hizo ahora, también desapareció de la vida de una mujer en el Tánger de los años 50. Flora necesita saber más de la historia que se narra en el libro. Necesita conocer ¿por qué motivo Paul estaba leyendo una novela en la que un personaje tiene su mismo nombre y apellido? Decide viajar hasta Tánger para hablar con la autora del libro y que ella le explique algunas de las cosas que ha leído. Así que ante la negativa de su genial psicoanalista viaja hasta la ciudad africana con la esperanza de descubrir más sobre Paul. En el momento en el que Flora comienza a leer "Niebla en Tánger", nosotros también lo haremos, descubriendo una novela doble con la que nos trasladaremos al encanto tangerino, pero esta vez su narradora será Marina Ivannova. Un personaje, que como ya acostumbra a hacer su autora, se nos muestra como una mujer fuerte y decidida que no duda en hacer lo que quiere, independientemente del que dirán. A medida que vamos descubriendo a Marina, Flora también lo hará, abriendo paso a una historia pasada llena de secretos que acabarán por cobrar vida y que nuestra protagonista se tomará como una investigación personal. Cristina tiene un estilo muy personal, quizás en esta novela sea más sutil, aunque es evidente que su esencia sí que está. de nuevo nos traslada a un ambiente de otra época que rebosa encanto. Parecerá que pisamos Tánger, descubriendo junto a Flora y Marina esa mezcla de olor a especias y jazmín, la llamada del muecín o las antiguas tradiciones de la gente del desierto. Una ambientación idílica que he revivido pues el año pasado pude visitar Marrakech. Además de incluir amor, secretos familiares, cierto suspense y una ambientación atractiva, este libro nos permite ver cómo Flora ve en "Niebla en Tánger" una ilusión, un anhelo de lo que le gustaría tener. Es evidente que ella no es feliz, por eso se agarra a la primera oportunidad que le da la vida para poder liberarse, para desprenderse de los miedos que no le permiten actuar en base a sus sentimientos. La investigación que realiza en Tánger, la decisión con la que actúa tras ir buscando a Paul supone un viaje a su liberación. Para mí "Niebla en Tánger" da vida a algo que todos los lectores anhelamos cuando terminamos una gran historia. El hecho de poder ver eso que leemos con nuestros propios ojos, que los lugares que visitamos durante su lectura se hagan realidad, que sus protagonistas cobren vida. Y eso es lo que le ocurre a Flora, está tan dentro de la historia de la novela que las dos épocas parecen unirse para formar una sola. Busca a su personaje de novela, las sensaciones que le transmite el Paul que siente cuando lee. ¿Se cumplirán sus expectativas? Enlace: https://bajolapieldeunlector.. |
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