Challenger

¿Cuántas maravillas se esconden tras la apariencia de lo cotidiano? ¿Cuántos secretos e historias se pueden desarrollar en un solo lugar? En este caso ese lugar es Miami, pero no un día cualquiera, sino el 28 de enero de 1986, esa fatídica mañana en la que el Challenger iniciaba su décima misión, la que terminó a los setenta y tres segundos de su lanzamiento cuando el transbordador se desintegró.

“Los niños no deberían conocer la muerte. Aun en la distancia, como un horizonte brumoso, la muerte es algo incomprensible para un niño”

Así inicia una de las 73 historias que componen Challenger, pues Guillen López dividió el libro en pequeños relatos que en un principio pueden parecer independientes, ya que son siempre contados por diferentes narradores, pero que a medida que avanzamos nos damos cuenta de que están todos, de una manera u otra, relacionados.

El marco común de todas las historias es Miami o sus cercanías, muchas de ellas se desarrollan a la hora en que en la televisión retransmitía el despegue y por consiguiente el accidente donde los siete tripulantes del Challenger perdían la vida, incluida la maestra que formaba parte del programa espacial.

Podremos ver cómo son las horas del día en una ciudad llena de contrastes, de creencias, de inmigrantes, de sueños y decepciones, un mosaico tan colorido como caribeño sin caer en el cliché fácil. Cuenta con unos cuantos personajes muy asociados a la cuidad, como los jubilados o los traficantes, aunque Guillen va mucho más allá.

No solo hallaremos espías e ingenieros espaciales, sino que hay cabida para monstruos y cazadores, científicos y videntes, magos y hasta extraterrestres, porque es justamente eso lo que nos atrapa, lo asombroso en medio de lo ordinario, pasar de una discusión entre esposos a un experimento de laboratorio, de un viaje en taxi a un portal en un universo paralelo.

"¿Quién sabe lo que somos realmente? ¿Quién sabe lo habita tras el reflejo de lo cotidiano, de lo habitual y acostumbrado?".

Fui tomando notas para la reseña pero al final las utilicé para ir relacionando los nombres con los personajes a medida que aparecían y que luego iba a re descubrir gracias a otros más y así se fue aclarando el dibujo final que cada historia iba trazando, pues como un hilo en un tapete, si lo ves muy de cerca no puedes apreciar al diseño, pero a medida que te alejas ves la unión entre los diferentes hilos y formas los patrones. Un ejercicio de lectura maravilloso, que debió ser realmente complicado a la hora de escribir, porque son todos personajes completos y complejos, desarrollados en unas pocas páginas.

Cómo disfruté con los narradores más inesperados, cuando crees que no te puedes sorprender más, siempre hay lugar para otro tanto. No voy a negar que de algunos personajes me habría gusta leer mucho más (Charlie, Dora), que el destino de cierto individuo que ama su detestable trabajo me dejó de mal humor, pero que luego cierta nariz me lo compensó, porque la vida no es justa, pero puede ser más que ordinaria, o debería serlo.

Si quieren disfrutar de una prosa envidiable y de una historia que se forma a partir de decenas de historias más, pidan en su librería más cercana Challenger, para que recuerden y asocien ahora ese nombre a una maravilla, a un viaje fantástico que nos lleva mucho más allá de las estrellas.
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