Vida en pausa

Hace un mes tuve la oportunidad de leer la nueva novela de Laura López Alfranca, novela que resultó ganadora de la cuarta edición del premio de novela romántica de la editorial Kiwi, y, aunque me esperaba una historia no tan sencilla, eso no ha hecho que haya disfrutado menos de su lectura porque los personajes han logrado conquistarme por completo.

Sierra O'Byrne es una chica muy fuerte con un único objetivo, divorciarse de su marido Bobby –más conocido por el clan O'Byrne como Peste Bobbynica– y así recuperar su vida. En esa lucha por su libertad volverá a reencontrarse a sí misma, aunque también volverá a reencontrarse con su primer amor, Eric, un chico que ha volcado toda su vida en el arte y que nunca se ha olvidado de su mejor amiga, a pesar del distanciamiento ocasionado por su matrimonio. Ambos son dos personajes muy fuertes, no muy estereotipados, dispuestos a todo por conseguir lo que realmente quieren. Si hablamos de los personajes secundarios, el clan O'Byrne tiene mucho peso en la trama. Son un grupo de mujeres con mucho carácter, cada cual más alocada que la anterior. Con ellas los momentos divertidos y desenfadados están asegurados. Me he quedado con muchas ganas de conocer un poco más a cada una de ellas, pero, sobre todo, a Leelah, sobrina de Sierra, que, a pesar de ser un personaje algo complicado, la autora ha logrado plasmar en ella la etapa adolescente de una forma muy real sin caer en infantilismos.

La relación amorosa entre los protagonistas no podría haberse desarrollado mejor. Aunque han sido amigos desde siempre, su relación avanza de una forma muy dulce y bonita, casi como si no se conocieran de antes, y es que ambos vuelven a redescubrirse el uno al otro, aunque también a sí mismos. Además, Sierra y Eric no pierden el tiempo y es que las escenas subidas de tono tampoco escasean. Ya sabéis que últimamente estoy muy cansada del género erótico por la abundancia de este tipo de escenas, pero, en este caso, me ha sorprendido muy gratamente, ya que no me ha dado la sensación de que sean de relleno sino todo lo contrario. No se puede decir que sean pocas, así que es todo un logro por parte de la autora.

La trama está narrada en tercera persona, medio por el que la autora nos da a conocer los sentimientos y pensamientos de ambos protagonistas. Con una narración ágil y sencilla, la autora ha logrado engancharme desde la primera página, a pesar de que es una historia de lo más sencilla. Además, trata temas muy delicados como el racismo y el bullying. Temas que, aunque a veces no lo parezca, están a la orden del día en muchos países –incluido el nuestro–, y que la autora los ha metido en la trama de forma muy natural, logrando "resolverlos" de la misma manera, haciendo también que admire mucho más a algunos de los personajes, tanto principales como secundarios.

El único aspecto negativo que le puedo sacar al libro es que me he encontrado diversas faltas ortográficas y gramaticales, al igual que algún fragmento repetido en alguna ocasión, algo que se podía haber evitado con una corrección más minuciosa. Era de esperar teniendo en cuenta que esta editorial es asidua a tener este tipo de "problemas", pero tengo la esperanza de que esto cambie muy pronto, porque estos detalles pueden hacer que una muy buena historia no se disfrute como se debería.

El final es totalmente autoconclusivo, pero la autora ha confirmado que tiene pensadas las historias de las hermanas O'Byrne, al igual que la de Leelah, y, aunque esto no significa que vayan a ver la luz, yo estoy emocionada por saber más sobre ellas y por volver a reencontrarme con Eric y Sierra, así que ojalá tengamos noticias pronto. Por mi parte, espero poder leer muy pronto algo más de la autora, porque en este primer contacto me ha conquistado.