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Tengo una sensación extraña tras haber terminado de leer la novela y hacía tiempo que no me pasaba. Ha sido una historia que me ha dolido mucho por momentos pero en otros me ha dejado con mal sabor de boca, como si no pudiese entender que la historia pegara ciertos giros (que no me gustaron del todo). Pero, exceptuando eso, es una novela que te lleva a reflexionar mucho sobre el significado de la vida, del amor que te salva y de los sacrificios que hacemos por los que amamos. Es una historia dura, llena de sentimientos y me ha hecho reflexionar muchísimo sobre el regalo que es tener cada día para hacer las cosas que llenan tu corazón. Muchas veces no valoramos que tenemos el mundo en nuestras manos para luchar por nuestros sueños y deseos, cada día. Lola es atrevida, directa y con una personalidad arrolladora. En el momento en el que ve la sonrisa de un chico, siente ese flechazo que pondrá su mundo patas arriba. Sabe lo que quiere y no cesará en intentar conseguirlo pues a cabezota no le gana nadie. Vive con sus mejores amigos Tristán y Elena y los miércoles va de voluntaria a la zona de oncología infantil del hospital. Unai tiene la sonrisa más bonita que Lola ha visto nunca. Y la conexión entre ellos es irremediable. Unai luchará contra lo que siente, pues guarda un secreto que podría destrozar todo lo que están creando. Sin embargo, el amor no se puede controlar. Juntos vivirán una historia preciosa. Lo que más me ha gustado de esta historia ha sido las enseñanzas que nos regala y la forma en que la autora nos adentra tanto en la historia. Llegas a sentirte parte de ella, acompañando de la mano a los personajes en su dolor, en la incertidumbre y en el camino de sus vidas. La recomiendo si les gustan las novelas intensas y escritas con el corazón. |
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