La verdad es que me ha gustado mucho. Ilustra muy bien cómo es el día a día en Afganistán. Por otro lado, los testimonios que el autor recoge son de lo más variopintos y mezclan la dureza de su realidad con algunos toques de esperanza. El lenguaje y enfoque utilizados son muy acertados: ni todo muy feliz, ni les quita la dignidad. Ha sabido encontrar el punto exacto.
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