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Crítica de JuanjoAranda


JuanjoAranda
16 April 2021
Si os digo que este es el libro con el que más me he reído en lo que va de año, ya estoy diciendo muchas cosas sobre él. No, no es un libro de humor. Sé que el problema está en mi mente… He llorado de la risa en cada capítulo. Lloré un día, lloré dos días, lloré tres días… lloré ríos y mares… menos mal que me pillé una patera y pude llegar a casa de mi tío Joaquín a terminar esta reseña.

Es un libro muy Wai. Una epopeya muy bonita. Una obra épica que nos enseña mucho acerca del folclore finlandés. La narración en forma de fábula me ha encantado, pero… los hechos son un “poquito” surrealistas, y ahí mi mente se dispara.

Me declaro fan del matriarcado finlandés. Los hombres por allí son bastante llorones (SOY UN GERRERO, pero no me hagas pupa porfita…)
No me extraña que sea un libro de lectura obligatoria en Finlandia. Lo que no entiendo es como son tan serios por allí… (Ahora mismo tengo en mi mente la amplia sonrisa de Kimi Raikkonen)
Y al final, yo sabía que iba a pasar lo que tenía que pasar… no digo más.

Aprovechando que estoy en casa de mi tío Joaquín, mi tía me ha contado su historia de amor. Preciosa. La carne de punta. Los pelos de gallina. Todo empezó con un huevo. Mi tío era músico y tocaba en la calle. Por casualidades caprichosas de la vida, mi tía se paró a escucharle (realmente se torció un tobillo y no tuvo más remedio que parar) Mi tío, al verla delante de él, le tocó el kantele (no me seáis mal pensado ehh, que lo tocó con mucho tacto). El caso es que alguien desde un tercer piso le quiso agradecer a mi tío su recital tirándole un huevo (sabría que pasaba hambre, aunque seguro que él hubiera preferido que estuviera frito). Todo se llenó de salpicones, la clara por un lado, la yema por otro, las cáscaras… Con las manos llenas de mejunje viscoso mi tío dejo de tocar el kantele y es cuando se fijó en sonrisa clara (y llena de clara) de mi tía. Resulta que mi tío era un romántico y se puso de rodillas en el acto. Su declaración cargada de honestidad embaucó instantáneamente a mi tía: Si te casas conmigo nunca te faltará una casa que limpiar, ni un suelo que fregar… no sé cómo pude contener las lágrimas en esa parte de la historia. Ella por supuesto se enamoró perdidamente de él, pero esperó un tiempo para ver si su amor era real. Para demostrarle lo enamorado que estaba, mi tío se acostó con todas las chavalas del pueblo y… bueno, lo de las yeguas, las cabras y eso mejor no lo cuento. Y… bueno, lo de la muñeca tampoco. El caso es que mi tía veía que seguía teniendo una mancha de yema en la frente (seña inequívoca de su amor) y que él seguía ofreciéndole trapo y fregona con todo su corazón… y claro, al final aceptó. Todo fue precioso. Ahora tocaban el kantele juntos, hacían tortilla juntos, iban a pescar juntos… bueno en realidad iban con un rastrillo a recoger chatarra del fondo del río para venderla por ahí. La cosa estaba fatal.
Todo fue como la seda, hasta que se metieron en la barriga del lobo. Y todo por un empacho de los arándanos rojos que fueron juntos a coger al bosque. Mi tía tuvo un atranque. Ni lavativas, ni supositorios, ni laxantes, ni micralax ni nada… tardó meses en expulsar todo lo que tenía acumulado dentro.
Por esa fecha más o menos tuvieron a los niños. El niño fue superdotado. Nació reventando pañales (tenía más facilidad que su madre para la evacuación). le contaba cuentos a mi tío desde la cuna para dormirlo, le hacía cercados a las gallinas antes de aprender a andar, le pintaba los toneles del vino hasta por dentro… y claro, toda la familia perdió los ojos por él. Las niñas de la guardería también estaban colgadas por él. Tenía mucho futuro. Lástima que no le enseñaran a cortar jamón. Tuvo un percance con el cuchillo y… bueno, lo mejor es echarle tierra al asunto.
A mi prima apenas la conocí. Mi tío la perdió jugando al poker muy pronto (ya he dicho que la cosa estaba muy mala). Ese día mi tía preparó una fiesta y lo celebraron por todo lo alto. Entiendo que la chavala no era muy guapa y tampoco sería muy simpática.
Hace tiempo que mi tío se marchó a buscar trabajo lejos. No sabemos nada de él. Eso sí, el día antes de partir, mi tía le dijo: Tú te irás donde tú quieras, pero esta noche cumples como marido… y pusieron 3 lavadoras con su centrifugado y todo (90º. A lo loco… ahí lo dejo.
Esta mañana mi tía se ha ido muy temprano a hacer la compra. Yo, como agradecimiento por dejarme alojamiento he querido prepararle unos huevos fritos para desayunar. Tuve dos errores de cálculo. El primero, no acordarme de que tenía la meta de una LC en media hora y me quedaba 18 capítulos. Me fui a leer corriendo y me olvidé que tenía los huevos calientes. El segundo… bueno, yo no tengo la culpa de que la cortina estuviera tan cera de la sartén. Además, no ha pasado nada. En 90 minutos los bomberos lo habían resuelto todo… Y he sido un héroe. No se ha salvado nada, pero los huevos… ¡¡¡¡Síííííííííiííííí!!!! Mi tía estará contentísima. Por cierto, ahí viene… ¡Uy…! pues no tiene cara de contenta… estoy empezando a pensar que Kálevala significa mala leche… ¡Ay dios…! ¡Que ya sé cómo acaba esto! Creo que ahora es cuando toca salir corriendo. Así es mi vida. Todo el día intentando salvar los huevos.
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