Siguiente vitalidad

Cuando me apetece leer poesía con la que sentirme representada y comprendida siempre vuelvo a Natalia Litvinova. Si sus otros poemarios Cesto de trenzas y La nostalgia es un sello ardiente me aportaron mucho con las mujeres de la vida de la poeta, el volumen que tenemos en nuestras manos es igualmente íntimo, pero también es importante desde el punto de vista histórico.

Natalia Litvinova ya nos hablaba de su Bielorrusia natal en otros poemarios, pero en este quizá sea mucho más política. Y no es para menos cuando tuvo que exiliarse a Argentina con su familia cuando solo era una niña. En la primera parte del libro podemos leer una serie de poemas que tratan sobre su exilio y su familia.

Al ser experiencias que tuvo cuando era pequeña, la autora nos las presenta en algunas ocasiones de una manera borrosa, como si se trataran de sueños o pesadillas. Es increíble cómo consigue expresar estos jirones de su memoria en unos poemas de una enorme belleza mezclada a veces con imágenes perturbadoras. al leer estos poemas me ha dado la misma sensación que tengo cuando veo un cuadro surrealista: algunas imágenes precisas y concretas, muy bien expresadas, junto con otras de una brutalidad inusitada, y que parece que no tienen nada que ver unas con otras, pero que en conjunto muestran un cuadro precioso y con sentido.

La segunda parte de este libro contiene poemas en los que las mujeres son enteramente las protagonistas, entre ellas la propia autora. Mujeres de diferentes países, mujeres que quieren convertirse en hombre, mujeres que aman a otras mujeres, mujeres valientes y mujeres cobardes… Las hay para todos los gustos, todas tenemos representación en los poemas de Litvinova.

Un poemario que aunque parezca corto me parece de lo más completo. El tercero que leo de la autora, esperando que no sea el último.