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Mi primera lectura de octubre, "Una vieja historia. Nueva versión" de Jonathan Littell publicada por Galaxia Gutenberg, me ha dejado algo perpleja. Es una novela difícil de resumir. Un narrador que a veces es hombre, a veces mujer, a veces niño y que cambia todo el rato de orientación sexual sale de la piscina, entra en un pasillo donde empieza a correr y de vez en cuando se encuantra con una puerta. al cruzarla pasan cosas distintas, pero con elementos comunes: una colcha dorada con dibujos verdes, un gato gris... Lo que me ha disgustado es que cada vez que cruza la puerta nos encontramos con unas escenas violentas: unas orgías, violaciones, matanzas, sexo degradante... La novela, algo que no sabía al empezarla, está clasificada como pornográfica. Las descripciones son crudas, llenas de detalles, incomodan y... dan asco. Entonces, ¿por qué he acabado perpleja? El nivel de escritura, el estilo, el lenguaje usado son supremos, de una calidad impresionante. Con cualquier otro tema, me encantaría, pero con sexo tan bruto y tan desconectado de cualquier tipo de emociones me dejo más bien disgustada. |
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