[...] Por dentro siempre me he perseguido. Me he vuelto intolerable para mí misma. Vivo en una dualidad desgarradora. Tengo una libertad aparente: estoy presa dentro de mí.
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[...] Por dentro siempre me he perseguido. Me he vuelto intolerable para mí misma. Vivo en una dualidad desgarradora. Tengo una libertad aparente: estoy presa dentro de mí.
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Mi vida es un gran desastre. Es un desencuentro cruel, es una casa vacía. Pero tiene un perro dentro ladrando.
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Tengo que comenzar por aceptarme y no sentir el horror punitivo del cada vez que caigo, pues cuando caigo la raza humana cae también conmigo. ¿Aceptarme plenamente? Es una violencia contra mi vida.
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El nombre de la nación desde donde se organizan los juegos cada año es...