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La verdad es que las historias de estas tres señoras son de lo más variopintas. La vida pasa mientras que esperan a la muerte, la cual es incluso anhelada después de vivir ya más de 90 años. Aún así no dudan en aprovechar cualquier momento para disfrutar del día a día y en este caso andan a las vueltas con un misterio de un joyero que viene y va. Y como buenas viejas del visillo que son necesitan saber qué está pasando exactamente con ese joyero, así que centrarán toda su atención en él realizando sus pesquisas. En este caso, además de adentrarnos un poco más en la vida social de las personas de tercera edad que viven en una residencia, se nos acerca también al valor que tiene en esta época de la vida la amistad y la protección. Y es que a veces un grupo de amigos no lo es porque tienen muchas cosas en común, sino porque lo único que tienen en común es luchar contra la soledad y el aburrimiento. Por descontado que en estas historias no podían dejar al margen las relaciones de amor, las cuales no distan mucho de las que podrían tener los adolescentes. Ya sabemos lo que siempre se ha dicho "los mayores a veces son peores que los niños". |
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