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Me gustó mucho cómo la protagonista va viendo asuntos desde la perspectiva de las "gafas moradas" y eso le aporta mucho a su vida así como a la de quienes la rodean, especialmente su hermano menor, Marcos, quien también empieza a ver la vida con las gafas violetas. También me gustó mucho cómo la autora intercaló los datos tanto las cifras como las cartas de las niñas de diferentes partes del mundo porque eso le dio a la protagonista más información y los lectores la conocemos también. En cuanto a los personajes adultos, me gustó el contraste que hizo entre las dos abuelas: por un lado la abuela Isabel (quien le regala el cuaderno que se convertirá en el diario violeta) es conservadora y tiene actitudes machistas que Carlota empezará a identificar cada vez con más facilidad y frecuencia y por otro lado la abuela Ana (quien le dio la idea del diario violeta) quien le manda correos electrónicos con datos de la situación de las mujeres en el mundo y la ayuda a identificar la desigualdad en la vida diaria. |
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