Tres veranos

Embarcarse en este libro es muy gratificante. Está plagado de descripciones de paisajes y de campos griegos, del espectáculo de la naturaleza. A la vez, tres hermanas crecen, y el paso del tiempo es casi palpable en cada uno de los tres veranos narrados por Caterina, la pequeña de todas.

La primavera da paso al verano y éste desemboca en un nostálgico otoño. Toda esta imagen es reflejo de cómo María , Infanta y Caterina, de distintas edades, crecen y, por ende, vemos todo lo que vivencian: el adiós a la infancia, el paso a una adolescencia efervescente que trae los primeros amores, el despertar sexual, la toma de decisiones con más peso, las relaciones y los vínculos familiares, la maternidad o la adultez.

Este libro, que es considerado un clásico griego del siglo XX, lo protagoniza casi por completo Caterina. Una joven llena de curiosidad, imaginación, fantasía, con una personalidad muy peculiar que ama leer, quiere escribir y es muy observadora. Supongo que por eso es la encargada de contarnos todo lo que ocurre en su casa con su madre y su peculiar relación, su tía Teresa, su abuelo, Rodiá y sus dos hermanas. También con su padre por el que siente ternura a pesar de vivir separados.

Los vínculos familiares tienen un peso importante, estando presentes en todo el libro. Poniendo ímpetu a los lazos entre hermanas, hijas y madres. Además, hay un personaje casi omnipresente: “la abuela polaca”. Figura importante para Caterina que, sin conocerla, admira y marcará su destino.

Esto es un clásico protagonizado por mujeres y, cómo tal, es una muestra del mundo femenino. Teniendo en cuenta que está ambientado en la Atenas de 1930, refleja distintos perfiles de mujer con distintas aspiraciones y anhelos, diferentes maneras de vivir relaciones y sentimientos. Había leído en alguna reseña que tenía cierto parecido con Mujercitas.

Me ha parecido una obra muy tierna, muy bella en muchísimos pasajes, siempre evocando al clima, a la naturaleza para situarte en el día a día. Una preciosa alegoría a la infancia que se va dejando atrás, a los recuerdos. Una obra llena de melancolía.

“Tres veranos” es el verano mismo. Caterina, la narradora del libro, tiene dos hermanas y muchos sueños y anhelos. Quiere descubrir los misterios del mundo, incluidos los que se viven en su propia piel y en su entorno más cercano.
La novela se cimenta sobre personajes femeninos, oportunidad que es aprovechada para mostrar sus diferentes universos y formas de conducirse a lo largo de tres temporadas veraniegas descritas con un lenguaje que evoca todos los sentidos.
Familia e identidad constituyen, a mi modo de ver, los temas principales que la autora trata en su libro. A través del personaje de Caterina nos aproximamos a las primeras experiencias vitales y a las emergentes reflexiones filosóficas acerca de la vida, del amor, de la fraternidad, de las reglas y las convenciones, y las primeras decisiones importantes. El hecho de que algunas mujeres prioricen encontrarse consigo mismas antes que los demás representa para mí uno de los aciertos de la novela. Los primeros descubrimientos, encuentros y contradicciones son narrados con profunda belleza.
Las descripciones están impregnadas de las huellas que deja la naturaleza en nuestra principal protagonista, contribuyendo en cierto modo a dotar de significado los hechos relatados: las flores, el mar, los animales, el sol o la lluvia, los árboles, los frutos, la tierra… todos los elementos juegan un papel relevante en el relato.
“Todo adquiría una temblorosa belleza, y yo intentaba atrapar esa belleza como quien coge un objeto cualquiera. Pero siempre se me escapaba”.

Este libro me devolvió a Grecia, a los campos dorados, al canto de los pajaros y a los atardeceres cálidos frente al mar.
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La historia nos traslada a las afueras de Atenas. Rodeadas de higueras, amapolas, lavanda y jazmines viven María, Infanta y Caterina. Tres hermanas, muy diferentes entre sí, que se encuentran en la delgada línea que separa la infancia de la edad adulta. A lo largo de la novela las acompañaremos a fiestas en jardines de ensueño, seremos testigos de sus primeros coqueteos, de sus dudas y de su lucha por encontrar una identidad propia. Durante tres veranos tejeran nuevos recuerdos que se fundieran con los pasados: los de la abuela polaca, el perro Mavrucos y los tres sombreros de paja que adornaron sus cabezas el verano en el que se inició todo.
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A través de una narración evocadora, sensual y delicada y unas descripciones sugerentes y oníricas la pequeña Caterina nos guiará por los años más importantes de la vida de sus hermanas y de la suya propia. Página a página seremos testigos de como va cambiando la relación entre ellas y como las risas, el llanto y los silencios se transforman a medida que ellas también lo hacen.
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"Tres veranos" es una hermosísima novela de formación, una explosión de belleza y un homenaje a los pequeños momentos, esos que verdaderamente importan cuando miras atrás.