Días, meses, años

La inmensidad y el vacío de cien páginas van a asolar esta reseña como si se tratara de un largo verano en el desierto a más de la temperatura de la que tu cuerpo puede aguantar. Con este sentimiento, Yan Lianke nos traslada de nuevo a Balou, unas tierras rurales donde la sequía hace que todas las poblaciones huyan despavoridas ante el miedo de no tener alimento y agua y abandonan todos los resquicios de sus hogares para dejar una larga soledad a la que ni siquiera le da sombra. El sol se pone cada día y un anciano y su perro habitan el lugar como unos zombies supervivientes de un apocalipsis e intentan conseguir alimento cada día, librando una batalla de la que muchas veces no salen vencedores. Hacen lo impensable y más para conseguir salir de la situación en la que están, y hasta el viejo decide plantar y crear una maquinaria para que la gente cuando vuelva tenga algo seguro que comer.

Esta no es una historia simple que pretenda no tener símiles ni ocultar lo que realmente se percibe que critica el autor. Como siempre, Lianke, vuelve a su narrativa brillante y sencilla para ofrecernos una historia durísima donde prima la metáfora y la bondad del ser humano. Un recorrido por un valle solitario lleno de recuerdos que se enfrentan a la vida pasada y al futuro sin ningún más que un viejo acompañado por su perro. A pesar de no ser muy extensa, el autor consigue captar al lector como en todas sus obras y ofrece lo que tanto le característica, la defensa del pueblo ante las desgracias del mundo por culpa del ser humano o de la naturaleza. En esta caso, con este superviviente de la razón, nos enseña que no tenemos porque encontrar algo malo en la soledad humana, y es que Ciego, su perro, es el más fiel aliado del hombre, y con ello nos representa que existe ese mundo que tanto conocen muchos entre la amistad entre una persona y un animal y es más fiel que cualquier otra.

Un relato breve que llegará para emocionarte pero también para hacerte pensar en la frase de que no existe un planeta B para nosotros, y si no cuidamos nuestros recursos moriremos con ellos.

En este libro Yan Lianke nos sitúa en la sierra de Balou durante los años en que está viviéndose una larga sequía. Tras meses sin llover y sin previsión de cambios próximos, todos los aldeanos de la zona deciden emigrar (¿os suena lo de las migraciones climáticas?), bueno, todos no, el más viejo decide quedarse porque no quiere abandonar su hogar y sabe que, de camino a cualquier otra parte, perecería. Por suerte no se queda solo del todo, junto a él permanecerá Ciego, el perro que utilizaron en el altar de la lluvia como dádiva, y que durante el tiempo que permaneció bajo el sol terminó por quedarse ciego.

Hay otra cosa que hace que el Viejo no quiera irse, un brote de maíz, el único que ha conseguido salir ese año y que se propondrá hacer crecer hasta devolver la riqueza al pueblo. Durante los días, semanas y meses que siguen a la marcha de todos los lugareños, el Viejo y Ciego cuidarán del brote como no lo harán de sí mismos: de ello depende su supervivencia futura. Y, en este tiempo, verán secarse el pozo y tendrán que buscar otro manantial del que surtir al brote, buscarán siguiendo el sonido de los ratones sus almacenes de grano, se verán obligados a entrar en casas ajenas en busca de alimento…pero, sobre todo, tratarán de aguantar juntos.

Si hay algo que define a este libro es el instinto de supervivencia. Cuando no nos queda nada, parece que hay algo que aún tira de nosotros…Ha sido una lectura triste y amarga por lo real, y porque algunos pesimistas como yo vemos estas semanas de puro sol y calor como un vaticinio de tiempos peores. Ojalá nunca verse en la situación del Viejo y de Ciego.

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📚 Días, meses, años

♂ Yan Lianke

📕 Físico 


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Buff... ¡Qué novela! Totalmente fuera del entorno spooky que nos rodea estos días, mi compañerame prestó este libro deseando saber mi opinión. En resumen, me ha encantado. 


La sierra de Balou sufre una de las sequías más terribles de los últimos años. Nuestro protagonista un anciano de 72 años, dispuesto a abandonar la aldea y unirse a sus vecinos en busca de un lugar mejor para no morir de hambre, se da cuenta que es un parcela un pequeño brote de maíz germinado. 

Condicionado por este hecho, el anciano junto con su perro, decide quedarse y luchar por ese pequeño brote de maíz. 


La narración es sencilla y delicada, y los diálogos internos del anciano hacen que sufras la pena y la pesadumbre del pobre hombre. ¿Hasta dónde llega el límite del ser humano por  luchar y sobrevivir? Hay escenas que me han puesto la piel de gallina, y no es una novela de terror, pero por lo que pasa el anciano y su perro es demasiado horrible. 


Es la primera vez que leo al autor y ha sido una experiencia muy buena. Es una lectura difícil de digerir, bastante pesimista y a pesar que la historia es bellísima es demasiado triste. Así que si estás en un momento sensible, igual no es tu lectura ideal. Si en cambio, te gustan las historias realistas y duras, te encantará.



✴ ¿Conocéis algo más de literatura china?

✴ ¿ recomendarías algunx autorx? 

Automática Editorial ha publicado esta obra de Yan Lianke que se une a la lista de ya publicados por la editorial como son: El sueño de la aldea Ding, Los besos de Lenin y Crónica de una explosión. Antes de entrar en materia, me gustaría señalar que aún no he podido disfrutar de los títulos anteriormente mencionados. Sin embargo, El libro de Días, meses, años es mi primer acercamiento al maestro de la narrativa china contemporánea y ya puedo aventurar que no será el último. Realmente llevaba unas semanas apartada de la lectura y el libro ha conseguido conectar conmigo y que reaparezcan mis ganas de leer. Se trata de una historia dura pero muy conmovedora. La obra está escrita con sencillez, pero con mucha inteligencia. La lucha por la supervivencia que es, en definitiva, la lucha por la vida, por salvar lo que somos y mantenernos en pie ante las adversidades y contrariedades es lo que marca esta historia.


La obra comienza con un anciano rezagado de un grupo de habitantes de una aldea que se marchan del lugar. Éstos se retiran a otras tierras lejanas debido a una sequía que asola su territorio, en concreto: nos referimos a la sierra de Balou. El anciano decide quedarse y en su cruzada contra la adversidad no estará solo, lo acompañará un perro llamado “Ciego” y entre los dos se harán cargo de cuidar un pequeño brote de maíz en el que han volcado todas sus esperanzas. Ambos esperan de la planta de maíz que en su madurez sea capaz de devolver la vida a esas tierras inhóspitas, víctimas de una sequía atroz que mantiene la tierra resquebrajada y ha apartado la vida para solo dejar paso a la muerte.

El tratamiento que Lianke da a los personajes principales, es decir, al anciano y a Ciego, es verdaderamente hermoso. Se puede contemplar el desarrollo y la relación que se establece entre los dos, perro y hombre, como es prácticamente humana. La barrera entre perro y humano se difumina, los dos se comprenden a la perfección y Ciego se convierte en un leal aliado para el anciano. Ambos combatirán el hambre, la sed, la soledad, contratiempos y enemigos inesperados que aguardan para arrebatarles lo poco que poseen. La lucha será encarnizada pues la vida les va en ello. El paso del tiempo, ya señalado en el título, es otro tema de interés en la novela, pues solo la perseverancia y la paciencia prolongada en el tiempo consiguen, si existe posibilidad, alcanzar lo que en un principio parece imposible. El ejemplo de la madurez de la planta, como proyecto a largo plazo de vida y esperanza, es una muestra que nos da Lianke para enseñarnos que solo los humanos que luchan, se esfuerzan y creen en sí mismos, tienen posibilidades de sobrevivir o alcanzar sus metas. La vida es fuerza, entiéndase como capacidad de lucha ante lo inesperado, en este caso, una naturaleza adversa. A veces se triunfa, otra se puede salir derrotado, pero siempre en la base debe estar el movimiento, la acción. La quietud o paralización solo trae muerte y fracaso asegurado.


Por todo lo expuesto, les recomiendo esta obra que solo cuenta con poco más de cien páginas y es toda una propuesta de actitud de firme voluntad ante la vida. Totalmente recomendado.
Enlace: https://librosderuby.wordpre..

"Dias, meses, años" es una historia de pertenencia a una tierra, de arraigo y de perseverancia. En este pequeño libro, Yan Lianke nos habla del afán de supervivencia, de la relación de amor con los animales y de la superación personal.

El libro comienza cuando la sequía obliga a los habitantes de una pequeña aldea china a emigran a otras tierras. Y en el camino, dejan solo al protagonista anciano de esta historia. Él ha visto germinar una pequeña planta de maíz, y decide dedicar todos sus esfuerzos y tiempo en conseguir que esta sobreviva y de fruto.

Pero los días pasan, las semanas se hacen meses, y el hambre y la sequia hacen mella en el anciano. Sólo la compañía y la ayuda de un fiel amigo perruno permite sobrellevar las penurias.

Un relato muy triste, duro... pero también muy aleccionador y de aprendizaje.