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Concentrar una historia en menos de, por ejemplo, 200 páginas debe ser algo así como el químico que destila para quedarse con lo puro, con lo esencial. Ir al meollo de lo que quieres contar. Debe ser difícil hacerlo y que salga bien. Pienso esto y me viene a la mente Stefan Zweig y sus novelas cortas, que son calidad pura (palabras mayores): qué capacidad para narrar y llegar al lector en tan pocas páginas. La escritora Nell Leyshon lo consigue con este libro, que es una pistola cargada de intensidad, dureza e incluso de momentos de agobio, que te dispara en pleno estómago en su final. Mary es la protagonista y la narradora. Tiene 14/15 años. No tiene filtro y dice todo lo que se le pasa por la cabeza. Vive en una granja con su abuelo, sus padres y sus 3 hermanas. No sabe leer ni escribir. Todos (salvo el abuelo) deben trabajar en el campo. Hasta que Mary es enviada a la casa del vicario para cuidar a su mujer y ayudar a la criada. Y ahí, aprenderá a leer y escribir. ' del color de la leche' destaca por su originalidad en la forma de la narración: es la propia Mary (que acaba de aprender a escribir) la que escribe y la autora convierte eso en uno de los puntos fuertes del libro. Mary no utiliza mayúsculas ni guiones, y narra cada detalle de lo que le pasa en ese año hasta un extremo que, como os digo, me llegó a agobiar, sobre todo en la última parte de la historia. Nell sabe manejar muy bien los tiempos, estirando la soga poco a poco, hasta que está bien tensa y pueda romperse en cualquier momento. La dureza, evidentemente, corre a cargo de la trama en sí. La historia de una chica que se alfabetiza. Si es que suena a historia bonita. Pero no lo es. Es una novela que duele, rasga y hace herida. Y esa herida seguro que deja cicatriz, haciendo que uno no pueda olvidarla. El Gremio de Libreros de Madrid lo eligió el mejor libro de 2014. Yo, como lector, creo que es una historia que nadie debe perderse. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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