Subtitulada “Un relato de Cristo”, “Ben-Hur” nos lleva a la Jerusalén de los albores de la era cristiana y sitúa la historia ficticia de Juda Ben-Hur, un noble hebreo, en paralelo a la vida de Jesús, desde su nacimiento hasta su crucifixión. Juda Ben-Hur se ha criado en Judea bajo el gobierno romano y con Mesala, hijo de un funcionario romano, como su mejor amigo. Cuando Ben-Hur se ve traicionado por Mesala, su familia cae en desgracia y él es llevado como prisionero a los galeotes, de donde Mesala espera que no regrese con vida. Es el inicio de una aventura que lo llevará de las injusticias de la esclavitud y el trabajo forzado a las luchas del circo romano y las arenas de Antioquía buscando la oportunidad de regresar a su hogar y salvar a su madre y a su hermana de las garras de la justicia romana. Intermitentemente, en momentos clave de la vida de Ben-Hur, su camino se va cruzando con el de Jesús, y cada uno de esos encuentros deja una huella imborrable en él, que lo hará convertirse en uno de los primeros cristianos. Si bien a nivel literario la narración es lineal, la pluma de Wallace (un político y militar que peleó del lado de la Unión en la Guerra Civil de Estados Unidos) no tiene nada que envidiarle a Dumas y otros escritores de aventuras contemporáneos. La investigación histórica del autor nos permite entender mucho mejor el contexto histórico y político en el que vivió Jesús, las pugnas que llevaron a su crucifixión, y nos lleva en un recorrido inolvidable por todas las orillas del Mediterráneo en la época. La historia de Ben-Hur es también conmovedora, sobre todo su paso de la sed de venganza a la mirada piadosa cristiana (algo así como un Montecristo hebreo). También es muy recomendable la adaptación cinematográfica de 1959 y está bastante bien la remake de 2016. + Leer más |