La larga canción

Y por fin puedo decir que me he leído uno de mis eternos pendientes de la vida. Conocí este libro al ver en la televisión su versión en miniserie o película larga hará cosa de unos dos o tres años, y si he tardado tanto en leerlo (aunque lo he tenido en la mano muchas veces para comenzarlo) era precisamente porque quería alejarme un poco de la película, esperando que así el libro pudiera sorprenderme más si se me desdibujaba su argumento aunque fuera un poco . Tengo que deciros que la versión cinematográfica es muy fiel al original (De hecho, creo que es la película que he visto nunca que es más fiel al libro del que bebe) y que merece mucho la pena verla.

En esta novela conoceremos los últimos años de la esclavitud como práctica legal en la isla de Jamaica (que en el siglo XIX era una colonia inglesa) y lo que aconteció posteriormente tras la emancipación de los esclavos por parte de la corona. Todo esto será narrado por July, quien escribirá su historia siendo ya una anciana a su hijo, un prospero editor. Nacida como esclava en la plantación de Concordia, July será abruptamente apartada del lado de su madre siendo una niña por los caprichos de Caroline Mortimer, una recien llegada a la isla, quien la convertirá en su doncella particular. La historia de July no será un camino de rosas, estará marcada por la lucha por la libertad de sus semejantes, el egoísmo de los blancos, el amor y la pérdida.

Nos encontramos ante una historia sencilla, en la que las cosas que pasan, aunque puedan destrozar el corazón del lector, tampoco le sorprende por lo esperables que resultan. Muchas veces de una forma muy cruel. Es un libro de ritmo apacible la mayor parte del tiempo, que sin embargo tiene una fuerza que hace que todo fluya perfectamente. Personalmente, tengo que reconocer que después de las primeras partes, hubo un cuarto de obra o así en que me aburrí un poco leyendo, pero rápidamente eso pasó, y la narración logró atraparme hasta el final de la misma. Andrea Levy tiene una pluma sencilla, directa y sobria, no extendiéndose en demasía en los sucesos, en las descripciones o en los detalles. Pero funciona por la inteligencia con la que maneja todos los elementos a su disposición, y por su enorme capacidad evocadora, tanto para las descripciones paisajísticas, como para introducirse ya no solo en su narradora y protagonista, también en la mente y alma de los personajes que lo que la acompañan a lo largo de las más de trescientas páginas de las que consta el libro.

Para mí el punto fuerte de Levy como escritora es su gran capacidad para ambientar la obra de forma que los elector acabe transportado a la Jamaica del siglo XIX. Uno se encuentra en medio de una vorágine de calor sofocante que se pega a la piel, frutas exóticas de sabores poderosos, colores vibrantes y vegetación exuberante. Una vorágine en la que la en la que la dicotomía entre blancos y negros, ya no solo en lo histórico, aspecto que se nota muy cuidado y estudiado. También se siente transportado a lo que era la vida en una plantación de azúcar de la Jamaica de la época y en como era la vida en la isla, con una sociedad de negros con sus propias normas y convenciones sociales y sus propias maneras de hacer y ver las cosas. Pero sobre todo, el lector puede sentir como fueron esos últimos años de esclavitud y como se llevó acabo la emancipación de los habitantes de la isla, la forma en que estos dos mundos chocaron y se enfrentaron salvajemente entre sí, la manera en que los negros lucharon y pelearon por su libertad y por la posibilidad de ser independientes en todos los sentidos, frente a los prejuicios y la incomprensión de los blancos.

Pero si hay algo que para mí es el sello de identidad personal de la novela y lo que hace que esta historia, que podría caer en muchos tópicos y en lo convencional, destaque, es su protagonista y narradora July es un personaje con una fuerza y una energía vibrantes, que traspasan las páginas de la novela para impactar en el lector. Con su carisma, su viveza y todo el drama que es su historia, logra conectar con el lector de forma que éste acaba sintiendo no poca simpatía por su persona, sufriendo y compartiendo con ella sus, ya no solo sus cuitas y sufrimientos, también los momentos de dicha . La gracia del libro reside en la forma en que está escrito, en como es la propia July quien cuenta su historia a su hijo, en su necesidad de dejar constancia de la misma. Y aquí es cuando recibimos todo un juego que se extiende a lo largo de la novela. July, desde la primera página, busca hacer partícipe al lector, comprometerle con su biografía. Hay muchas ocasiones es salvajemente directa y abiertamente sincera en sus amores y desagrados, deja su propio corazón expuesto de una forma conmovedora en papel y tinta para la posteridad. Y otras veces pasa en ciertos asuntos de pies puntillas, cuenta las cosas a su manera . Una de las gracias de la lectura son las no escasas intervenciones del hijo, Thomas, exigiendo a su madre que sea sincera y que cuente la verdad, o que se explaye más en aquello sobre lo que prefiere pasar a pies puntillas. Esto la obliga a ser sincera muchas veces a regañadientes y nos demuestra como, cuando quiere, metamorfosea su propio pasado según se sienta con fuerzas o no de enfrentarse a él, o según le convenga. Y pone al lector ante la disyuntiva de creerla siempre o de cuestionar su palabra en no pocas ocasiones. Y ante los que tenemos el libro delante se nos presenta un personaje lleno de luces y sombras, te cae bien l buena parte del tiempo, pero que también puede despertar el efecto contrario. Una protagonista, en definitiva, profundamente humana y realista.

Algo que casa bien con esta historia conmovedora, humorística y triste a partes iguales. Si hay algo que no puede hacer “Una Larga Canción” es dejar indiferente al lector pese a la sencillez de su historia. La historia de July impacta precisamente porque puede haberle ocurrido a cualquier esclava negra del siglo XIX, y porque el lector la siente cruelmente cercana. La situación de esclavitud y la lucha por la libertad y la emancipación están detalladamente narradas, de forma que uno se siente arrastrado hacia esta lucha y hacía todas las injusticias que el pueblo jamaicano vivió y padeció de la mano de los ingleses y los blancos, y ante el enfrentamiento entre los dos mundos y las dos formas de entender la situación. Además, quedan muchas cosas en el aire, como si la historia no estuviera narrada del todo, faltan episodios por ser contados. La vida rara vez es un camino redondo en el que todo quede bien cerrado y todo sea comprensible. de ahí que cerremos el libro con una sensación agridulce en el pecho, sabiendo que hay cosas en la vida de July que están bien, pero otras que es imposible que lo estén nunca hasta que las viejas heridas puedan cerrar del todo de una forma u otra. Así que en ese sentido creo que esto aporta mucha autenticidad y frescura a la novela. Todos los personajes que acompañan a July están también nítidamente trazados, de una forma sencilla pero efectiva. Me gustaría poner destacar el personaje de Caroline Mortimer, ama de July y su opuesto en todo, hasta convertirse prácticamente en la persona que acaba por influir en toda su vida. Caroline, desde el principio, se nos presenta como el prototipo incuestionable de ama blanca de la época, siendo una mujer llena de prejuicios, un tanto inútil, caprichosa y muy bobalicona. Pero Andrea Levy no se corta a la hora de darle ciertos matices que permiten al lector comprender bien su personalidad y, en ciertos momentos, sentir atisbos de simpatía por ella. En esta historia nada es totalmente blanco o negro, sus personajes son grises. Son las circunstancias de la vida los que hacen que viren de uno a otro lado.

Mi gran problema con este libro es que al conocer ya su película no habido nada en el que me haya sorprendido realmente, el saber ya lo que iba a pasar creo que le ha quitado a esta lectura varios factores importantes al menos para mí. Otro aspecto que me ha parecido, no negativo, sino más bien anticlimático ha sido que al final de la novela se ahonde tanto en la biografía de Thomas cuando viaja de Jamaica a Inglaterra en su juventud, en su formación como impresor y en como consiguió prosperar y hacer fortuna. No digo que esa parte no sea interesante, ni mucho menos. Mi problema con ella ha sido que viene acompañada de un largo periodo en el cual la propia July se niega totalmente a contarnos qué ha sido de su vida, pasa muy de puntillas en una parte muy importante en extensión y contenido de su vida. Creo que si la autora y su protagonista se hubieran explayado un poquito más en este aspecto, la lectura habría sido mucho más redonda en su final. También me ha faltado algo en lo que en las últimas escenas de la miniserie: la historia de July queda como un ejemplo más de la totalidad de la trayectoria de los negros bajo la opresión blanca. Aquí, aunque la lucha por la libertad de los negros es una parte importante del libro, al final la historia es única y exclusivamente la de July, centrada totalmente en ella. Una forma más en la que se nota el no poco marcado egocentrismo que nuestro personaje demuestra a lo largo de su historia, una historia que ella canta a pleno pulmón y con todas sus notas, independientemente del matiz y color que tengan. Una canción, que lo quiera ella o no, fue la misma canción de muchos de sus hermanos, y que deja una marca perdurable en el lector. Sobre todo por lo especial que es su protagonista y por la forma en que llega a él o ella.