Dos chicos besándose

Mientras el mundo descansa, nos gustaría mostrároslo. Así nunca tendríais dudas de lo parecidos, lo confiados, lo asombrosos y lo vulnerables que somos todos.
Nosotros ya no dormimos y, como no lo hacemos, ya no soñamos. En vez de eso observamos. No queremos perdernos nada.
Vosotros sois ahora nuestro sueño.

Miras desde tu mundo y te adentras en el de la otra persona sin saber muy bien que vas a encontrar, con la esperanza de que sea algo bueno...Te sumergen en su mundo y ni siquiera te das cuenta de que tu soledad a desaparecido; la has dejad atrás sin percatarte, porque no tienes ningún deseo de volver a ella.

Porque, si, el silencio puede marcar el tiempo con boyas, pero necesita anclarse con palabras.

La ignorancia no es la felicidad. La felicidad es conocer el sentido completo de lo que os ha sido dado.

Que sutil ironía: justo cuando dejamos de querer matarnos, empezamos a morir. Cuando nos sentíamos fuertes, nos quedábamos sin fuerzas.
Eso no debería sucederos a vosotros.
Los adultos pueden decir todo lo que quieran sobre lo invencibles que se sienten los jóvenes. Algunos fuimos así de fanfarrones, por supuesto. De hecho, también había na oscura voz interna que nos decía que estábamos condenados. Y lo estuvimos, pero dejamos de estarlo.
Jamas deberíais sentiros condenados.