 |
La forma en la que se narra la historia es similar al primer libro pero tengo la sensación de que en la primer historia el detalle exhaustivo de lo que rodea a los personajes era con la intención de remarcar algo más allá mientras que en esta segunda parte simplemente ayuda a querer abandonar la lectura, más de una vez. Poco de las grandes y tediosas descripciones que se dan agregan a la trama y definitivamente no llegan a dar a la ambientación que se ve en la precuela de esta novela. El hijo de Rosemary transcurre 27 años después de su primer parte y Rosemary continúa cometiendo todos los errores que la llevaron al desastre en primer lugar. Es un personaje que no evoluciona, no logra aprender de su sufrimiento y llega puntos de que es tan pero tan inocente, ya sea de forma consciente o porque es su naturaleza, que es poco creíble que una persona que haya pasado por lo de ella en verdad sea tan ingenua. Todo alrededor de la trama pretende emular lo que una vez ya sucedió y si bien la historia no es exactamente igual a la anterior uno puede prever mucho de lo que puede llegar a suceder. A pesar de lo dicho anteriormente es una novela medianamente entretenida, enfermiza, que nos muestra una parte del amor humano que es dificil de entender. Y habiendo terminado con los dos libros sigo con la misma incógnita; Rosemary ¿Es o se hace?. Creo que es esa posible dualidad del personaje lo que hace rica la novela a pesar de sus fallas. Y en cuanto al final (no es común que hable de finales de libros y no se preocupen no hay spoilers) le da el toque que el faltaba a la historia. Reivindica la interrogante y le da un giro que me hace pensar que el autor escribió esas últimas páginas de manera muy inteligente. |
>
