Los hundidos y los salvados

Este último libro de la trilogía me ha parecido un gran broche final para la misma. Aunque Levi fue químico, todo lo vivido en Auschwitz y lo reflexionado hace que exprese con mucha elegancia y acierto sus pensamientos sobre este genocidio nazi. No fue filósofo, pero estas reflexiones deberíamos todos de tenerlas muy en cuenta.

Aunque este tomo nace más bien como una especie de final a lo que anteriormente había escrito (Si esto es un hombre y La tregua), también parece una necesidad del autor por terminar de purgar todo el dolor que tenía dentro, todo ese sufrimiento sin un porqué. Además, interpela directamente al pueblo alemán, diciendo que quiere entender su manera de actuar para poder perdonar.

Al traducirse y editarse su primer libro en Alemania, Levi recibió algunas cartas de lectores alemanes, de las cuales nos regala fragmentos para que veamos el sentir común de muchos. La mayoría se disculpa porque ellos tampoco comprenden a su propio pueblo, pero siempre hay excepciones, y en este caso, un matrimonio le escribe una carta en la que habla de desconocimiento. Ante esto, Levi contesta por primera y última vez una carta algo más pasional, ya que le han dado donde más duele. Es enriquecedor el leer esta contestación, y algunos fragmentos de cartas suyas y de lectores, porque cierran este círculo y hacen que el lector termine por entender (si es posible esto) lo que pasó en la Alemania de Hitler.


Este libro no tiene porqué ser el menos doloroso, aunque es cierto que no nos ofrece demasiados recuerdos, ya que en los dos anteriores vierte casi todos los que tenía de su vida en Auschwitz. No obstante, en este tomo, podemos empatizar aún más si cabe con las víctimas del nazismo alemán, con ese dolor, esa incomprensión de lo que les estaba pasando.

Una trilogía incómoda que nos deja un recuerdo amargo pero necesario para poder cortar cualquier intento de violencia masificada en el futuro. No deberíamos nunca olvidar esta parte de la historia de Europa, porque sino podríamos llegar a vivirla de nuevo.