Hay un giro lírico desde la aspereza escocesa del poder puro hacia un romanticismo ruidoso casi Sturm und Drang. Corre por cuenta de Leskov. Quizás sea eso lo que molestó a Stalin cuando escuchó la ópera de Shostakovich basada en este libro de genealogía shakespeareana. El poder lo es todo, incluye el romance obviamente, habrá pensado el gran dictador -el poder es sexo para cualquier dictador-. Nada de sensiblerías decadentes para entretener burgueses, habrá pensado después. En cualquier caso, es un libro genial, lady Macbeth es una especie de Emma Bovary versión proto-punk, a lo que se suman talentosas ilustraciones en esta edición de Nórdica.
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