penúltima entrega de la serie, no saga , del teniente Mario Conde. La más trabajada, aunque menos extensa, percibida originalmente como un trabajo periodístico acerca de la colonia china asentada en La Habana, y evolucionada, a la actual novela, concluida tras 12 años de su concepción, Realizada a modo de bucle temporal, y sustentada en el recuerdo de el retirado detective, con una capacidad para enlazar las épocas con pocas palabras y lenguaje fluido que permite el seguimiento de manera lisa y sin sobresaltos, En una simple investigación de un homicidio, de un anciano chino, Padura desarrolla una serie de apuntes, precisiones, descripciones, de el deterioro, de la sociedad cubana, de la mano del desarraigo, discriminacion, soledad y desprecio que sufren los colonos chinos que en busca de una utópica mejoría de su vida fueron semiesclavizados, pervertidos, y llevados a límites de ilegalidad, su persistencia y anclaje, a costumbres ancestrales, y el sincretismo, sobre todo religioso cultural a que se ven arrastrados para sobrevivir, Aferrados a la mescolanza de creencias ancestrales chinas, cristianas, judías, y africanas remotas, palo mayombe ,ngangas como último asidero para conservar la esperanza, en un futuro, que el tiempo se empeña en constreñir . Así mismo exalta los escasos valores que se pueden permitir, tras décadas de sojuzgamiento, la lealtad, la persistencia, su derecho al silencio, el respeto y adhesión a la familia Interesante la mención a literatura y lectura, como puntales de crecimiento personal, propio y colectivo Todo ello propuesto de manera escueta, pero clarificada, en una historia que como menciona Padura, “ es ficción, pero podría ser realidad “ Aferrados a la cola de la serpiente, sin olvidar que ésta tiene también una cabeza, si la tomas de la cola puedes llegar a la cabeza, pero si la tomas de la cabeza, podrías llegar a la cola.., Pero también te puede morder, Utilizando la fina ironía que caracteriza al Conde, oferta un paseo por los últimos rescoldos de este barrio y sus habitantes, que parecen destinados a ser consumidos por el tiempo, el aislamiento, y la corrupción. Ironía, Ironía, Ironía, reitera Padura en labios del Conde, aderezada con cáusticos comentarios + Leer más |
El escritor Leonardo Padura departió con el público en el Auditorio del Centro Niemeyer en la presentación de «Personas decentes” (Tusquets).
Entrevistadora: Delia García Lobo.
«Personas decentes»
La Habana, 2016. Un acontecimiento histórico sacude Cuba: la visita de Barack Obama en lo que se ha llamado el «Deshielo cubano» —la primera visita oficial de un presidente estadounidense desde 1928—, acompañada de eventos como un concierto de los Rolling Stones y un desfile de Chanel, ponen patas arriba el ritmo de la isla. Por eso, cuando un exdirigente del Gobierno cubano aparece asesinado en su apartamento, la policía, desbordada por la visita presidencial, recurre a Mario Conde para que eche una mano en la investigación. Conde descubrirá que el muerto tenía muchos enemigos, pues en el pasado había ejercido de censor para que los artistas no se desviaran de las consignas de la Revolución, y que había sido un hombre déspota y cruel que había acabado con la carrera de muchos artistas que no habían querido plegarse a sus extorsiones. Cuando unos días después se encuentra un segundo cadáver asesinado con el mismo método, Conde deberá descubrir si las dos muertes están relacionadas y qué hay detrás de estos asesinatos.
A esa trama, se suma una historia que escribe el protagonista, situada un siglo antes, cuando La Habana era la Niza del Caribe y se vivía pensando en el cambio inminente que produciría el cometa Halley. Un caso de asesinato de dos mujeres en La Habana Vieja destapa la lucha abierta entre un hombre poderoso, Alberto Yarini, refinado y de buena familia, capo de los negocios de juego y de prostitución, y su rival Lotot, francés, que le disputa la preeminencia. El desarrollo de esos hechos históricos tendrá conexión con la historia del presente de un modo que ni el propio Mario Conde sospecha.