La Busqueda de Gobi: Una Perrita Con Un Gran Corazon

Era un hermoso día, no solo por el cielo despejado y el aire limpio, y ni siquiera porque yo cumplía cuarenta y dos años.
Era perfecto debido a una sencilla y única razón.
Estábamos juntos

El día que Gobi se quedó a mi lado y levantó sus ojos desde mis fundas amarillas hasta mis ojos, tenía una mirada que yo no había visto nunca. Ella confió en mí desde el principio; incluso puso su vida en mis manos. Que un completo desconocido te haga eso, aunque sea una perrita callejera, es algo impactante, muy impactante

Se dice que se necesita un pueblo para criar a un niño. Yo creo que se necesita casi medio planeta para rescatar a un perro; al menos, eso es lo que parecía con Gobi

Había mucho que yo no sabía sobre el pasado de Gobi, y había mucho que yo no sabía sobre nuestro futuro juntos. Supongo que eso es lo que hace que sea tan emocionante el comienzo de todas las relaciones incluso de las que se producen con perros callejeros desaliñados

Pero la carrera por el desierto de Gobi fue diferente. Los bajos habían sido más bajos, y los altos habían sido más altos. La experiencia había cambiado mi vida; por lo tanto, era correcto que a cambio yo hiciera todo lo que pudiera por ayudar a cambiar la vida de Gobi

Ella no sabía nada sobre técnicas de correr o estrategia de carrera; ni siquiera sabía lo lejos que yo planeaba correr a lo largo del día. Ella corría en libertad, corriendo porque había sido creada para hacer eso

Quizá se podría decir que correr bajo el calor era una forma de escape. Lo que sé con seguridad es que mientras corría en el desierto del Gobi, ya no lo hacía para alejarme de mi pasado. Corría hacia mi futuro; corría con esperanza, y no con tristeza

Sin embargo, sé lo siguiente: la búsqueda de Gobi fue una de las cosas más difíciles que he hecho jamás en la vida.
Pero ser encontrado por ella, eso fue una de las mejores cosas

He enfrentado cosas que nunca pensé que enfrentaría, todo ello debido a este pequeño manchón de pelo color marrón que tira de mi brazo como si me lo fuera a sacar. He encarado temor como nunca antes he conocido; también he sentido desesperación, del tipo que deja viciado y sin vida el aire que te rodea. He enfrentado la muerte.
Pero esa no es la historia completa. Hay mucho más