Camille

Tras varios años rehaciendo su vida después de la pérdida de Irene, el comandante Verhoeven intenta reconstruir su camino junto a Anne. Tras retomar su actividad al frente del cuerpo en los casos de Alex y Rosy & John, Camille se topa de bruces contra otro suceso que le incumbe directamente.

Una vez más, Pierre Lemaitre destaca como uno de los maestros contemporáneos del género negro a la hora de construir una historia criminal.

Para los que hayan seguido de cerca los pasos del pequeño inspector a lo largo de las tres novelas anteriores, es notable y evidente la evolución de los protagonistas que siguen marcando el ritmo de una historia inquietante. Lemaitre construye con sus personajes una tela de araña perfectamente hilada cuyo centro recae sobre la fortaleza del factor psicológico. El mejor ejemplo es el propio Camille, quien poco a poco muestra cómo su personalidad y su mundo interno se van resquebrajando debido al paso (y el peso) de los años y los golpes que le ha dado el tiempo (no diré más).

Por otra parte, me gustaría centrarme en la estructura de la novela. Camille no presenta capítulos ni partes diferenciadas. Todo sucede en tres días vertiginosos en los que el reloj se convierte en el punto elemental para el transcurso y el devenir de los protagonistas. Para ello, el autor francés separa cada instante en horas, siendo éstas las que marcan el antes y el después de las distintas coyunturas creadas según se suceden las palabras.

El tempo de la trama se va acelerando a cada página hasta provocar en el lector una sensación de asombro e incredulidad con cada suceso. Lo que me pareció una lectura escasa de ideas y poco convincente al principio, se convirtió en una obra fascinante según encajaban las piezas de un rompecabezas imposible.

Otro de los aspectos que más admiro de la escritura de Pierre es la alusión constante a elementos culturales como la pintura y los diálogos y narraciones que es capaz de crear de la nada. Con un toque ácido y crítico, el escritor parisino no solo nos traslada a los rincones más grises y marginales de la capital francesa, sino también a lugares latentes en nuestra mente que esperan voces como la de Lemaitre para despertar.

Antes de despedirme, me gustaría hacer un breve análisis del porqué la saga Verhoeven es, a mi parecer, una saga perfecta de principio a fin.

En mi opinión, en Irene y Camille Lemaitre alcanza la cumbre narrativa de la serie. Con esto no quiero decir que en Alex y Rosy & John la calidad sea menor. Simplemente es muy complicado (sobre todo para el corazón del lector) mantener la incertidumbre y la expectación de cada paso que da el comandante a un nivel tan elevado.

Sin duda, creo que la conducción del autor es magistral a lo largo de las cuatro novelas. Sabe perfectamente cómo administrar cada momento hasta llevarnos a un final inesperado y sorprendente que cierra un círculo perfecto.

Por último, no me queda otra que recomendaros esta saga para que disfrutéis y seáis testigos de cómo se hace y se construye una novela negra de calidad.
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