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Tres fueron las conferencias que el autor, Pierre Legendre, impartió en el año 2003 en Japón. Este profesor de derecho en la Universidad de París y director de Ciencias Religiosas de la Escuela Práctica de Altos Estudios, está empeñado en que reflexionemos, cómo el también hace, en la idea de Occidente, y como ésta parece asociarse a la de Modernidad contemporánea sin acceder a su zona de sombra. Lo occidental es el todo, y el resto de culturas (alteridades) se ven abocadas a transformarse en ese todo para conseguir la modernidad. Lo que los occidentales creemos saber y ver sobre lo humano y sobre el destino de las sociedades humanas, debe ser lo que sepa y vea el resto. Según el, los occidentales hablan de si mismos pensando que en realidad hablan de los demás. ¿Es acaso Occidente el dador del espíritu universal? al parecer si...o al menos eso se pretende. Tras una introducción a modo de reflexiones, las tres conferencias son expuestas íntegramente en el orden en que fueron pronunciadas. La primera, que da título al libro, se centra en el origen judeocristiano de Occidente cuya arquitectura se basa en un texto primordial (Biblia) y un texto jurídico (derecho romano) que Occidente trata de exportar a toda costa erigiéndose en espejo de las sociedades, un espejo en el que todas las demás deban mirarse. Ese poder absoluto que da el espejo es la estrategia empleada desde la modernidad hasta el día de hoy. La segunda conferencia aborda el tema del lenguaje y su importancia en el "animal hablante" que en palabras de Aristóteles se convierte en "animal político" precisamente por el poder de la palabra, diferenciándose así del resto de animales. Sin dejar de invocar la presencia del espejo para hallar ese otro lado mítico, ritual, ese lado oscuro que posee la cultura humana, y que debe ir unida a la técnica, lo jurídico, la realidad, la tercera conferencia realiza ciertas observaciones sobre el dogmatismo. Abre con la Alicia de Lewis Carroll y su pregunta: "Vivir, ¿no será solo un sueño?" y después se centra en el vocablo en sí, apelando a la tradición griega, literaria, filosófica y política no tanto al sobrecargado y peyorativo término que suscita los conflictos de Occidente con Occidente. Porque hasta el siglo XVIII, el término servía para calificar el orden de los saberes basado en la idea de que la Naturaleza es Dios. Sin embargo, a partir de la Ilustración y el siglo XIX surge un movimiento anti-dogma que encabeza la ciencia. Solo las artes escapan a esa omnipresencia científica porque ellas pueden expresar ese lado oscuro. ¿Qué es la cultura?, concluye, la expresión de los individuos, y los discursos reconocibles de diferentes humanidades: Japón, China, mundo árabe, Europa con sus textos derivados de la Biblia y el derecho romano, o África con sus elaboraciones totémicas. Todas las culturas poseen su propia identidad... ¿Tiene Europa occidental capacidad para verlo de este modo? Un pequeño, e incómodo, libro para reflexionar sobre nuestra propia conciencia. No sólo como occidentales, como seres humanos con criterio propio y libre albedrío. |
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