"-Si hay solamente un tipo de personas, ¿por qué no pueden llevarse bien entre ellas? Si son todas parecidas, ¿cómo es posible que algunos se desprecien tanto?"
Cuando alguien con miedo a los clásicos me pida una recomendación para iniciarse, sin duda le recomendaré la lectura de ‘
Matar a un ruiseñor'. Por la sensibilidad de la prosa de Lee, por la profundidad de los temas explorados, por los personajes maravillosamente construidos y por contener una historia que te araña el corazón y se queda dentro para siempre. Es una auténtica obra maestra.
En ‘
Matar a un ruiseñor' acompañamos a Scout, una niña de seis años que vive en Maycomb, Alabama, una población económicamente empobrecida y racialmente segregada, durante la década de 1930. En esta novela de formación, somos testigos de cómo la pequeña va aprendiendo a desenvolverse en el mundo que le rodea, y de cómo la sociedad y su familia le van inculcando poco a poco los valores (o la falta de ellos) de la época. Por parte de esa sociedad sureña de la Gran Depresión, Scout percibe lo que se espera de las mujeres, la discriminación racial y cómo afecta la riqueza y la pobreza en la posición social. Por parte de su padre, el joven abogado Atticus Finch, encargado de defender a una persona negra acusada de vi0lar a una joven blanca, Scout aprenderá valiosas lecciones morales y de integridad, el valor de la empatía y la comprensión, y el sentido de la justicia en una sociedad en que ser negro se convierte automáticamente en ser culpable.
El trabajo de
Harper Lee en la creación de esta historia me ha parecido impecable. En primer lugar, por colocar a Scout de narradora en primera persona, ya que creo que la fortaleza de esta historia es, precisamente, poder vivirla a través de los ojos de una niña de seis años. Su inocencia filtrándolo todo, sus miedos, sus desengaños, su incomprensión ante las injusticias… es imposible no empatizar con ella.
La historia, por su parte, transcurre lenta, sin prisas, parece que no pasa nada, pero por supuesto que pasa. Lee, con una prosa aparentemente simple pero muy profunda, aprovecha para regalarnos descripciones maravillosas del sur de los EEUU de los años 30, convirtiendo la novela en uno de los máximos referentes del gótico sureño. Incluso introduce aspectos sobrenaturales, como marca el cánon del género, para finalmente mostrar al lector que la realidad puede ser incluso más oscura, más terrorífica, que los monstruos y fantasmas.
Entré a ciegas a la novela, y es algo que aconsejo hacer. Pensaba que era una historia sobre un juicio y, pese que este hecho ocupa una parte importante de la trama y está narrado de forma magistral, no es lo más destacable. ‘
Matar a un ruiseñor' es una historia profundamente humana que nos habla de la lucha encarnizada entre las injusticias sociales y raciales y la inocencia infantil, del choque de trenes entre los valores de la infancia y los valores de una sociedad podrida. de la necesidad de contar con referentes incorrompibles para creer que no todo está perdido. Para mí es mucho más que una simple novela: es un testimonio conmovedor de un época y una fascinante exploración de la moralidad, la justicia y la ética.