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Imagínese la ciudad perfecta. Una ciudad en la que todo es felicidad, perfección, donde no existe la guerra, ni parece existir la enfermedad. Ahora imaginen a esa bella ciudad junto al río en medio de un atardecer precioso la noche de la festividad anual. Aquella velada en la que todo es una redundancia de alegría, gozo y la felicidad parece ser el único habitante de las calles. Pero toda esta felicidad tiene un precio, y todos los habitantes de la ciudad lo conocen, hay unos dispuestos a vivir con ella, otros que no y terminan por marcharse de Omelas. Quienes se marchas de Omelas es un cuento con una narración ágil, entretenida y elegante que parece una crónica de viaje y a la vez un ejercicio de narración especulativa. A mí, en lo personal me parece bellísimo que un cuento logre tanto en tan poco espacio. Ursula logra crear de manera espléndida un lugar fuera de todo lo conocido, no referenciable ni rastreable en un mapa y dotarlo por completo de una personalidad. de esta forma la ciudad se convierte en el personaje principal que cautiva con su presencia, no con su ubicación ni con lo que conozcamos previamente de él, sino con lo que iremos descubriendo conforme desenrollemos el relato. Conforme descubrimos las calles de Omelas y nos sumergimos en la vida cotidiana de sus habitantes todo nos comienza a parecer demasiado perfecto para ser real, hasta que llega un punto en el que el “Muy rico y todo, pero…” es ineludible y de repente la ciudad llena de belleza y felicidad se torna macabra. De Ursula siempre me han gustado los pasajes que me gusta llamar “contemplativos”. Aquellos en los que hay que detenerse para saborear cada palabra, para sentirlos y disfrutarlos con todo el lujo de detalles. Quienes se marchas de Omelas tiene pasajes de estos, así que estén preparados para descubrirse mirando lontanza mientras meditan sobre lo que acaban de leer. Quienes se marchas de Omelas es una historia de contrastes y encrucijadas que deja sobre la mesa el tema de cuál es el precio que estaremos dispuestos a pagar en pro de la tan anhelada felicidad que se supone que debemos buscar como el fin último de nuestra existencia. Sin embargo, también nos encontraremos con que en medio de todo esto, de un lugar que para nosotros puede resultar idílico, hay individuos dispuestos a renunciar a este privilegio, a su “felicidad” si con esto pueden subsanar un poco el horro y la infamia sobre la que se cimientan sus perfectas vidas. No es común encontrarse por estos días con una edición como esta de Nórdica Libros, quienes han con una edición elegante, sobria y con unas muy buenas ilustraciones nos han dado uno de los relatos más famosos de la dama creadora de mundos sin ningún otro adorno, dejando que la contundencia de el mismo hable por sí solo. |
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