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Crítica de MariaT


MariaT
20 March 2021
Una de las alegrías de este año es que editorial Minotauro finalmente está reeditando los libros de la grandísima Ursula K. le Guin. Así que hoy me gustaría hablarles de Cuatro caminos hacia el perdón, el libro con el que se inaugura la colección Bibliotecas de Autor dedicada a la escritora de Terramar, La mano izquierda de la oscuridad y Los desposeídos. Con la traducción de Ana Quijada, incluye cuatro historias independientes (aunque más relacionadas de lo que en un primer momento podemos pensar), ambientadas en el Ekumen ese universo ficticio del «Ciclo de Hainish» en el que le Guin desarrolló muchas de sus novelas de ciencia ficción.

«¿Cómo sería un mundo así, un mundo sin guerra? Sería un mundo verdadero. La paz era la verdadera vida, una vida de trabajo y aprendizaje. La guerra, que devoraba obras, enseñanza y niños, era la negación de la realidad».

El primero de los relatos es Traiciones. Aquí se nos cuenta la historia de Yoss, una mujer mayor, una educadora que vivió cómo su mundo se transformó. Ella es una de las habitantes en Yeowe, un planeta colonizado por otro llamado Werel, y que durante muchos siglos fue el lugar donde los esclavos, que allí eran llamados activos, vivían y trabajaban para beneficiar a los dueños o propietarios. Y aunque ahora Yeowe, tras una cruenta guerra, ha logrado su libertad, sigue lejos de vivir en paz. El conflicto que antes era contra los propietarios ahora se está enraizado entre los caciques y los gobernantes locales que quieren hacerse con el poder.

A través de un maravilloso relato en el que le Guin nos muestra más que contarnos, descubrimos una sociedad que ha vivido en la injusticia de la esclavitud, pero que, aunque se deshizo de los amos extranjeros, aún no ha logrado la verdadera libertad. Un mundo complejo con su propias costumbres y tradiciones. Un lugar que al conocer la existencia del Ekumen y que hay muchos más mundos y maneras de hacer las cosas aspira a un futuro mejor. Y en medio de todo, una mujer que ayuda a un hombre que representa todo lo que ella odia.

«Siempre había una guerra que pelear en nombre de la Paz, la Libertad, la Justicia, el Señor. Las tribus recién liberadas peleaban por la tierra, los caciques de las ciudades peleaban por el poder».

El día del perdón nos llevará junto a Solly, una mujer que como enviada del Ekumen llega a Werel. Así conoceremos al planeta que colonizó a Yeowe. Un lugar donde solo se considera humanos a los propietarios, y en el que los activos o esclavos son simplemente siervos. En ese mundo, además, los hombres son los únicos que tienen derecho a hacer vida pública. Las mujeres están condenadas a la existencia en el hogar, en el que tienen un espacio solo para ellas.

Para Solly el ser mujer presentará todo un reto a la hora de tratar con esos hombres que, aunque quieren ganarse el favor de los alienígenas del Ekumen, no la pueden aceptar y la tratarán como a un hombre. Para realizar su trabajo de enviada extranjera se verá obligada a estar acompañada no solo por un anciano que trabaja como su traductor y que le indica la etiqueta a seguir, sino también a un guardaespaldas voedano. Un militar al que desprecia, pero que puede terminar resultando un aliado inesperado cuando la cosas se compliquen.

«Solly no encajaba en ninguna parte. Iba por la ciudad sola, ocupaba una posición pública, y eso era una contradicción: las mujeres decentes permanecían en sus casas, invisibles».

En Un hombre de pueblo podremos conocer a Havzhiva, desde que es un niño en Stse, un pequeño pueblo de Hain, el planeta desde que empezó la colonización del espacio. Digamos que fue criado para llevar una vida que él creía que era perfecta, hasta que descubrió que existía mucho más y tuvo que encontrar su propio camino. Un camino que lo llevará primero a ser historiador y luego aún más lejos, como un enviado del Ekumen.

Su evolución es impresionante, a través de él descubriremos más de ese planeta desde el que la humanidad partió para poblar el espacio, y también veremos cómo su ayuda se vuelve fundamental para transformar aún más a un pueblo que necesita un cambio profundo.

«Todo conocimiento es parcial, infinitamente parcial… Todo conocimiento humano es local. Toda vida, toda vida humana, es local y arbitraria, el momentáneo e infinitesimal centelleo de un reflejo».

El último relato es La liberación de una mujer, la narración de una jovén lamada Rakam que nació como esclava o sierva en Werel. Y aunque no tuvo que trabajar en los campos, pues su madre era una de las siervas de la casa, y logró que ella también lo fuese, desde pequeña sufrió todo tipo de violencia, aún sin saber que lo era en ese momento. Es un relato por momentos muy duro que nos cuenta una historia de superación personal y también la transformación de una sociedad experimentada desde la óptica de uno de sus oprimidos.

Colonialismo, esclavitud, racismo, crueldad, guerra, machismo… Cuatro caminos hacia el perdón, de Ursula K. le Guin, nos permite ver cómo ante los grandes problemas que aún aquejan a nuestra sociedad, la educación y la colaboración son herramientas fundamentales para transformar mundos. Aquí no solo habla de las opresiones que ejercen hombres sobre otros hombres por razones de raza o credo, sino también la doble opresión que sufren las mujeres, la de raza y ante sus iguales por considerarlas inferiores. Es un viaje fascinante a unos mundos injustos, pero en plena revolución y con unos protagonistas que harán de esas aventuras algo más duro y memorable. ¡Leed a le Guin, no se arrepentirán! Ya tengo otro par de sus libros recién reeditados en la pila esperando su turno.

¿Han leído Cuatro caminos hacia el perdón? ¿Les llama la atención?
Enlace: http://inthenevernever.blogs..
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