La princesa de hielo

Erica regresa al pueblo de su infancia, Fjällbacka, pues tras la muerte de sus padres en un desafortunado accidente debe hacerse cargo de su herencia, entre la cuál está la casa de este pueblecito donde vivieron toda su vida. Nada más llegar, se encuentra con un vecino que sale alterado de una casa. al ver a Erica, le dice alarmado que la inquilina está muerta. En efecto, cuando Erica entra para hacerse cargo de la situación, se encuentra a Alexandra, su mejor amiga de la infancia, metida en una bañera bajo una capa de escarcha con las venas cortadas. Aunque todo apunta a que ha sido un suicidio, repasando la vida de la joven Erica se da cuenta de que lo tenía todo para ser feliz, por lo que era imposible que hubiera optado por quitarse la vida de esa manera. Como ella sospechaba, pronto se descubre que fue un asesinato.

Debido a la conexión que tenía con la familia y a su profesión como escritora, Erica no puede evitar verse envuelta en el misterio que rodea el asesinato de Alexandra. Así pues, comienza a indagar en la vida de su antigua amiga para averiguar qué fue lo que realmente sucedió. Gracias a su participación se reencontrará con Patrick, otro antiguo amigo de Fjällbacka que trabaja como policía en la comisaría del pueblo. de esta forma, y sin quererlo, Erica volverá a conectar con su pasado mientras intenta lidiar con la herencia de sus padres y con su hermana Anna, que, a causa de la poderosa influencia que ejerce su marido en ella, quiere vender la casa que le legaron en contra de los deseos de Erica.

Nos encontramos con un misterio muy interesante del cual se van desvelando nuevos datos según avanza la trama. Estos descubrimientos hacen que las circunstancias que rodean el asesinato sean cada vez más enrevesadas y que en ningún momento sepas quién fue el verdadero asesino ni su motivación. Que la historia transcurra en un pueblo pequeño permite a la autora incluir líos y disputas entre familias, rumores y toda esa clase de cuchicheos y rencillas típicas de lugares donde todos se conocen. Así pues, a través de los vecinos implicados de una forma u otra con Alexandra o con su familia, vamos desgranando poco a poco la verdad. La trama está muy bien construida, bien trabajada y, además, nos va dando la información a cuentagotas, lo que hace que sea complicado despegarte del libro. Otra cosa que me ha gustado es que la vida idílica de Alexandra no es lo que parece, por lo que a causa de su asesinato se van desvelando muchos secretos que le añaden un extra a la historia. Esto hace que haya una serie de subtramas que enriquecen la trama principal y que le dan complejidad al propio asesinato. Además, todo está escrito de una forma muy directa y sin florituras, por lo que el estilo de la autora acompaña perfectamente a la narración.

En cuanto a los personajes, he tenido varios problemas con ellos. El primero, y el más estúpido, son los nombres de los mismos. Entiendo que la mujer es sueca y que, por tanto, los nombres que ha elegido van acordes. Por más que sean complicados de memorizar, es comprensible. Ahora, ¿era necesario que algunos fueran tan parecidos? En concreto, el apellido de dos de las familias que aparecen (el cual obviamente no recuerdo) tenía prácticamente las mismas letras y eso hacía que muchas veces, cuando se referían a los personajes por el apellido, fuera bastante confuso ya que no sabía muy bien a quién de los dos bandos se estaban refiriendo.

Mi segundo problema, y el que yo considero más grave y hace que me plantee si terminar o no la saga, es cómo se describen las mujeres en este libro. Todas las mujeres salen fatal representadas. de los personajes que tienen relevancia en la trama, solo se salvan la protagonista, Erica, y, si acaso, su hermana, Anna, pero ni siquiera del todo. La mayor parte de las mujeres de esta novela aparecen descritas y vistas a través de los hombres que las rodean, por lo que la visión que tienen estos de ellas es muy machista y salen muy mal paradas. Son frías, distantes, egocéntricas, egoístas, débiles, parlanchinas, pesadas, tontas, superficiales, de escasa inteligencia... al principio pensaba que esto era una crítica por parte de la autora, una forma de denunciar cómo son percibidas las mujeres desde el punto de vista de un hombre, pero conforme avanzaba la novela (y tras haberme leído el segundo libro), me he dado cuenta de que no. Y es que los hombres de esta historia no son los únicos que menosprecian a las mujeres, sino que la propia Erica de vez en cuando hace comentarios poco afortunados o la propia autora, desde su perspectiva de narradora, las describe desde un prisma machista. Todas (o casi todas) las mujeres se dedican a ser esposas de sin ir más allá, a derrochar el dinero de sus maridos, a hacerles a estos la vida imposible (muchas veces tan solo por pedir que sus maridos las escuchen) y, en el caso de que sean mujeres con un empleo propio o cierto renombre, son calculadoras, manipuladoras y odiadas por la mayoría del pueblo. En cambio, aunque los hombres que aparecen también tienen defectos, son sus virtudes las que destacan por encima de estos: son triunfadores, millonarios, todo el mundo les adora, son sacrificados, inteligentes, hombres de negocio... La primera vez que leí este libro no me di cuenta de estos hechos, pero ahora en mi relectura chirrían tantísimo que es imposible pasarlos por alto.


Respecto a los personajes en sí, tenemos a la protagonista, Erica, que no me ha terminado de convencer. Utiliza la muerte de su amiga para lucrarse a su costa escribiendo un libro de asesinatos; es una metomentodo, una cotilla y deja bastante que desear tanto como protagonista como personaje femenino. de hecho, ella también acusa este sesgo sexista, pues todo el tiempo tiene que estar perfecta, maquillada y bien vestida, está obsesionada con su peso y adolece de otra serie de clichés que se asocian con mujeres de mediana edad. También está obsesionada con su madre (una mujer fría, como no, que nunca ejerció como tal con sus dos hijas) y te lo está repitiendo constantemente durante toda la novela. Sobre todo cuando su hermana Anna entra en la ecuación, ya que Erica es muy sobreprotectora con ella por este motivo y Anna se siente asfixiada por ello. Por su parte, Anna vive en una situación de maltrato que se niega a admitir y que asume como algo "normal" entre una pareja. He de decir que Läckberg dibuja bastante bien la psicología de una mujer maltratada y, aunque no es el mejor retrato que se puede hacer, es bastante decente para lo que te esperas de un libro así.

El otro personaje importante es Patrik, inspector de policía de la comisaría de Tanumshede. Debido a que la historia se cuenta desde el punto de vista de Erica, Patrik aquí no tiene tanto protagonismo, pero he de decir que es un personaje que me ha gustado bastante. Es inteligente, paciente, buena persona y con los pies en la tierra. Aunque también tiene algún que otro comentario machista hacia otras mujeres, se nota mucho que es algo más bien de la autora que del personaje en sí. En general, se podría decir que si obviamos todo el sexismo que los impregna, los personajes están bien perfilados y construidos, algo que me parece fundamental para este tipo de novelas.


Si lo que buscas es un thriller bien construido, con un buen misterio y que te enganche, sin duda La princesa de hielo es una buena opción. Es ágil, fácil de leer y nada predecible. Tiene todos los elementos para ser una novela decente de misterio. Sin embargo, el sesgo sexista que empaña a todos los personajes femeninos es un gran punto en contra de esta obra que, aunque puede pasar desapercibido fácilmente ya que las actitudes y descripciones hacia las mujeres que se nos presentan son bastante habituales en nuestra sociedad y están tan implantadas que puede ser complicado darse cuenta de las mismas, esto hace que la historia a veces se te atragante un poco.

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