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Crítica de Celeste_Lightwood


Celeste_Lightwood
29 July 2022
Ebba y Marten han sufrido la trágica muerte de su hijo pequeño en un accidente. Este hecho les ha dejado muy tocado tanto a nivel personal como de matrimonio, por lo que deciden cambiar de aires y distanciarse del lugar donde ocurrió para tratar de retomar sus vidas. Es por esto que se mudan a la isla de Valo, cerca de Fjällbacka. Allí, Ebba posee una pintoresca casa que su marido y ella quieren reformar para convertirlo en un pequeño hotel de vacaciones y así poder formar un negocio. Sin embargo, esa casa guarda una trágica historia. Pertenecía a la familia de Ebba y en su momento fue una escuela de verano para padres adinerados que querían que alguien encauzara a sus hijos rebeldes. Durante uno de esos veranos, hace más de treinta años, toda la familia al completo de Ebba desapareció de la casa sin dejar rastro, como si se hubieran esfumado en el aire. La única que quedó fue ella, siendo por entonces un bebé de apenas un año. Nunca se resolvió el misterio y la policía nunca averiguó qué paso con su familia, si huyeron, si siguen vivos o si alguien los mató aquel día. Y aunque parece que la historia está enterrada en el pasado, el regreso a Valo de Ebba y Marten ha desembocado en que alguien intentara matarlos provocando un incendio en la casa cuando estos estaban durmiendo. Patrik se hará cargo de la investigación. ¿La extraña desaparición de la familia de Ebba estará relacionada con los sucesos del presente?

Yo no sé qué tiene esta autora y esta saga, que es terminar un libro y desear ponerme enseguida con el siguiente. Devoro todas las novelas de Fjällbacka, porque aunque esta serie tenga tramas mejores y tramas más flojas, todas ellas comparten lo muchísimo que enganchan y lo bien que está planteado el misterio, hasta el punto en que soy incapaz de dejar de leer hasta saber quién es el culpable. Además, en este saco tenemos el aliciente de que una de las implicadas, Ebba, tiene una inusual historia familiar que hace que salten todas las alarmas y que nos pique la curiosidad casi desde el inicio del libro.

Aunque en esta novela no partimos de un crimen, como viene siendo habitual en el resto de obras, las amenazas que reciben Ebba y Marten son igual de inquietantes que si hubiera un cadáver. Sobre todo porque aparentemente no tienen ningún enemigo y menos en Valo, dado que se acaban de mudar. Por eso, lo más lógico es pensar que su presencia en la isla está reabriendo viejas heridas y hay alguien empeñado en echarles de su casa. ¿Pero cómo es esto posible si cuando aquello ocurrió Ebba solo tenía un año? No obstante, conforme el matrimonio va realizando obras en lo que antaño fue un campamento de verano para estudiantes, su teoría se reafirma. En aquel lugar ocurrió algo terrible treinta años atrás y la sola presencia de Ebba parece estar desenterrándolo. Para más inri, aunque Ebba no lo sepa, una de sus antepasadas fue una mujer a la que llegaron a conocer en el pueblo como "la partera de ángeles", por lo que su árbol genealógico parece estar plagado de tragedias. Así pues, con gran maestría Läckberg entrelaza la historia de la partera de ángeles, que va avanzando poco a poco hasta los padres de Ebba, con el regreso de la mujer a la isla y los sucesos que ello desemboca.

Confieso que lo que más intrigada me tenía de la mirada de los ángeles era la extraña desaparición de una familia entera sin dejar rastro. Por suerte, las investigaciones de Patrik, el policía protagonista, van demostrando que las amenazas que reciben Ebba y Marten pueden estar demostradas con ese hecho, lo que hace que se pongan a investigar en su pasado y traten de averiguar qué fue lo que ocurrió hace treinta años. Una vez más, me sentía más atrapada por ese trasfondo de los personajes que por la actualidad, pero al estar ambos eventos tan relacionados, leía los capítulos del presente con avidez para tratar de localizar algún indicio que me llevara a especular sobre el antiguo campamento y todo lo que allí sucedió. A parte de las investigaciones de Patrik, Erica, su esposa, vuelve a la carga e inicia por su cuenta una investigación acerca de los intrigantes sucesos, pues está decidida a recabar información para escribir un nuevo libro sobre Ebba y su trágico pasado. Esto no será bien visto por su marido, puesto que podría poner en peligro la investigación policial, así que Erica lo hará a sus espaldas. El personaje de Erica siempre me gustó por la fuerza que tenía y por cómo defendía sus valores y su valía, pero conforme ha ido avanzando la serie, se me ha ido haciendo cada vez más insoportable. al final, la autora la ha reducido a ser madre, esposa y hermana y si bien intenta darle un papel más activo haciendo que ayude a Patrik en sus pesquisas, en este libro su intromisión me ha resultado un estorbo, ya que metía las narices donde nadie le llamaba. Más que una escritora, parece una cotilla que anda al acecho de cualquier desgracia en la que su marido tenga que intervenir para darle vidilla a su aburrido día a día y para que le sirva de excusa para escribir sus novelas. Me parece genial que Läckberg se esfuerce en darle un papel más activo y reivindique que el tener hijos no tiene por qué recluirla en casa mientras Patrik trabaja fuera, pero siento que la manera de darle protagonismo la ha convertido en un personaje insoportable. Es lo que ya he comentado en reseñas anteriores, que la autora quiere criticar la desigualdad que existe en la maternidad/paternidad por culpa de los roles de género, pero no termina de conseguirlo. Asimismo, en esta ocasión Erica no solo peca de cotilla, sino que embauca a uno de los compañeros de Patrik para llevar a cabo sus propias pesquisas y se mete en varios líos peligrosos, todos a espaldas de su marido porque sabe que se está inmiscuyendo en una investigación policial.

Por su parte, vemos una nueva faceta de Gosta, uno de los compañeros de la comisaría. Gosta ha sido célebre en entregas anteriores por representar la ley del mínimo esfuerzo. Es un hombre que no siente apego por nada, que no hay nada que le motive (ni siquiera su trabajo) y que solo se dedica a acatar órdenes de sus superiores haciendo lo justo y necesario para contribuir, hasta el punto en que Patrik suele contar con él lo mínimo posible sabiendo que su presencia probablemente le dé más problemas que otra cosa. Sin embargo, en La mirada de los ángeles el caso que se presenta le toca de cerca porque él fue uno de los policías que en su momento investigó la desaparición de los padres de Ebba. Además, tiene ciertas razones personales que le animarán a implicarse e incluso tomar la iniciativa y descubriremos una cara de este policía que me ha gustado bastante.

Al final, esta octava entrega repite los mismos patrones, estructuras e incluso resoluciones que en sus libros anteriores. Nos encontramos con personajes moralmente grises, con traumas que les afectan en las decisiones que toman y les llevan a tomar atajos drásticos, con la profundización en la psicología de los personajes que nos llevan acompañando toda la serie, conflictos conyugales y de maternidad, depresión, reflexiones sobre cómo los padres dejan una huella indeleble en sus hijos (para bien o para mal), también se nos habla de corrupción a nivel político y económico, del racismo imperante y ciertas ideologías nazis que no paran de ascender... Camilla Läckberg repite fórmula, sí, pero una fórmula acertada que te deja con ganas de más y que te obliga a devorar el libro sin que te des cuenta.

La mirada de los ángeles es un libro que atrapa, que es adictivo, que no nos suelta. Nos plantea un misterio muy interesante y aunque no inicia con un asesinato, la autora sabe darnos suficientes alicientes para despertar la curiosidad del lector y que queramos saber más.
Enlace: https://notodoesfantasia.blo..
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