La bruja

Una vez más, Camilla Läckberg ha conseguido atraparme en la primera página y mantenerme en vilo hasta el final.

En esta novela se narran tres historias cuyos capítulos se van intercalando. La primera de ellas, y la principal, es la actual (de 2017). En ella se ve cómo van desarrollándose las vidas de personajes ya habituales en todas las novelas de la autora (Erica, Patrick, Martin, Annika, Anna, Bertil, etc.); pero, además, se produce la desaparición de una niña de tan solo cuatro años (Linnea). Esta desaparición es la trama en torno a la cual gira toda la novela. La segunda de las historias es el Caso Stella. En ella se narra la desaparición de otra niña (Stella) hace 30 años. Por último, la tercera historia se desarrolla en el siglo XVII (entre 1671 y 1672). Las tres tramas me han parecido realmente interesantes y podrían haber sido perfectamente el hilo conductor de novelas independientes.

La primera y la segunda historia guardan una relación muy estrecha y sus conexiones se van analizando a lo largo de toda la novela. Sin embargo, la relación que mantienen con la tercera historia (la del siglo XVII) no se descubre hasta el final. No obstante, tengo que decir que esta última conexión me ha parecido algo forzada.

En cuanto a los personajes, tengo que destacar a Erica y Patrick, pero también al resto del personal de la comisaría y a los familiares de una y otro. Para mí son ese tipo de personajes que se te quedan grabados en la mente. En el momento en que he acabado de leer esta novela he sentido la necesidad de seguir conociendo más las vidas de estos personajes.

La temática de la novela es amplia. Evidentemente, es una novela de misterio, pero también deja espacio para el amor y para tratar temas tan importantes como la xenofobia, el racismo, la familia e incluso la brujería

En lo relativo a la edición y prosa, la novela se articula en capítulos más o menos cortos dependiendo de la historia que se esté narrando. al margen de la extensión que tengan, la forma sencilla de narrar de la autora hace que las páginas pasen volando. Cuando una novela de 750 páginas consigue tenerte enganchada, que sientas que ha sido una lectura amena y que no te importaría seguir leyéndola, para mí es una buena novela.

Diría que es una novela recomendable para todos los amantes de la novela de misterio y, obviamente, para los seguidores de Camilla Läckberg.

Como se señala en la contraportada, nada es lo que parece.