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Vuelvo a leer a Camilla Läckberg, en esta historia que continúa con Faye, la protagonista de Una jaula de oro. Si me costó empatizar con Faye en la novela anterior, esta vez ha conseguido caerme un poco mejor. Hemos visto a una Faye más fuerte, positiva, que cree en sí misma y en sus compañeras, y que no está bajo la influencia de Jack, su exmarido, que logró destrozar su fuerza y sus sueños durante su juventud y matrimonio. Sin embargo, la protagonista vuelve a cometer el error de dejarse engañar y de dejarse llevar por sus emociones. Estas le llevan a precipitarse y a la vez a ser demasiado confiada. Pero, cuanto más alto quiere volar, más enemigos se encuentra en el camino y la traición puede estar mucho más cerca de lo que cree. Me gusta la Faye fuerte, comprensiva, la que perdona, la que mira más allá. La mujer que se deja aconsejar por Kerstin, que tiene en cuenta a su amiga Chris, que tanto hizo por ella en el pasado y la que se traga su orgullo con Ylva y Alice, porque qué habrá mejor que un enemigo común al que enfrentar. Sin embargo, a pesar de que esta novela me ha gustado un poquito más que la anterior, he seguido sin conectar del todo con Faye. Siguen sin convencerme puntos clave de la trama o comportamientos de diferentes personajes. Hay demasiadas escenas innecesarias, hay puntos que no aportan nada a la novela y que simplemente suman páginas. De nuevo seguimos con la temática de la venganza, con los hombres contra las mujeres, con cómo se menosprecia a las mujeres en el mundo empresarial y no se tiene en cuenta su opinión. Y, si es muy cierto que es un tema que merece una fuerte reivindicación y visibilización, no veo que esté del todo bien llevada a cabo en esta novela. Me da pena que, habiendo unos personajes interesantes como son Chris o Kerstin, apenas se les dé espacio en la novela. Ambas mujeres me parecen más interesantes que Faye, y siempre me quedo con ganas de saber más de ellas. Incluso Ylva o Alice podrían tener mucho más potencial si se les diera la oportunidad de mostrarse. Ingrid y Julienne, madre e hija de Faye respectivamente, también son mencionadas como parte importante en la vida de la protagonista, pero no hacen nada relevante en la historia. En definitiva: los personajes de la novela están bien construidos pero totalmente desaprovechados. Sigo viendo a Camilla Läckberg en algunos párrafos de la novela, pero la Camilla que a mí tanto me ha apasionado es la Camilla de la novela policiaca, la Camilla que me ponía los pelos de punta con escenas de crimen y con un misterio por resolver. La que arriesgaba y nos daba grandes obras. Ahora, esta nueva apuesta que ha hecho y que es tan diferente, me gusta pero no me convence. No lo suficiente como para continuar acompañando a Faye si, tras este último final abierto, decide ampliar la bilogía a trilogía. |
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