Mi negro pasado

Es difícil realizar la lectura, sin soltar el apego emocional que uno tiene por "Como agua para chocolate." Aunque ofrece una buena oportunidad de disfrutar un nuevo pasaje en la historia de la familia de la Garza, no es lo suficientemente memorable, emotivo ni mágico, y eso es una gran pena.

Si bien la lectura es fluida, cuenta con algunos momentos emotivos y mantiene en uno de sus personajes el espíritu rebelde, guerrero y feminista que conocimos en las entregas anteriores de la trilogía. La historia pasa demasiado rápido y se vuelve superficial, busca abarcar tantos temas a la vez que peca de ambicioso. Y desafortunadamente deja de lado lo más importante, el desarrollo de sus personajes.

Casi todos entran y salen en acción a modo de capricho para poder seguir contando la historia y resultan planos, apáticos y superficiales. Si hay algo que se destaca en "Como agua para chocolate" es la pasión. ¿Dónde quedó toda esa pasión? ¿Dónde están ese amor que rendía Tita por Pedro? ¿o su pasión en la cocina? ¿o esa fuerza con la Tita se rebeló contra su madre? Si bien la abuela Lucía logra mantener mucho de esos elementos, el resto de los personajes carecen de contenido y carácter.

Fue una decepción, habiendo tanto que explorar de éste mágico universo, sólo creo que convence a su autora, para los demás nos deja ese vacío que no termina de conectar ni rendir justicia con sus entregas anteriores.