La ley del amor no es una historia de amor, es una historia de ciencia ficción sobre el amor, el amor con mayúsculas. Seguiremos las peripecias de Azucena en un México del año 2200, dónde el mundo y el espacio son una suerte de universo new-age donde la ciencia y la tecnología se ponen al servicio de las múltiples reencarnaciones de los seres humanos y las cosas. Seres como el ángel de la guardia, los demonios, etc., forman parte de lo cotidiano. El amor como fuerza que mueve al mundo y nos conecta, es el motor de las reflexiones a las que nos lleva la autora a través de toda la novela. Por medio de piezas musicales e ilustraciones se refuerza el valor del arte dentro de ese universo de amor que nos mueve. El humor es un recurso presente en toda la novela y de lo que más disfruté. Esa peregrinación interplanetaria para visitar la Basílica de Guadalupe y el personaje de Cuquita fueron un acierto enorme. México futurista da para muchas situaciones realmente graciosas. |
Tulip O'Hare "Caja de cerillos" "Como agua para chocolate" de Laura Esquivel
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