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Llevo media vida pensando (y prejuzgando) que este libro no me iba a gustar. Dando por hecho que, a causa de la información que me había llegado de él, iba a ser un libro tan romántico y tan "cursi" que no iba a poder disfrutarlo. Benditos sean los cambios de opinión y atraverse con todo, porque si no me perdería muchas cosas interesantes como esta obra. Tita nacerá como la menor de tres hermanas. Estas, Rosaura, y Gertudris, serán educadas por Mama Elena de una manera muy diferente de lo que lo será Tita. Y es que en la familia existe una tradición que se remonta a siglos pasados. Dicha tradición consiste en que la hija menor de la familia, en cada generación, tendrá que renunciar a una vida propia, a casarse o a tener hijos, ya que su único cometido será el de vivir para cuidar de sus padres. El destino de Tita está trazado, se dedicará en cuerpo y alma a cuidar de su madre. Pero un día conocerá a Pedro, y ambos caerán irremediablemente enamorados. Una enorme pasión que lo cambiará todo a su paso. El realismo mágico es una cosa que siempre me entra muy bien. Lo disfruto muchísimo. Poco he leído para lo mucho que lo disfruto. Y en Como agua para chocolate es uno de los puntos fuertes. La forma de contar la historia es otro de los grandes puntos a favor. A través de doce meses y doce recetas de comidas, la autora nos irá contando la vida de Tita, sus amores, la relación con su madre y sus hermanas y sobre todo su amor por la cocina. Si hay algo que destaca en este libro es el gusto y respeto por la comida. Tita ama cocinar y pone tanto mimo en la elaboración de su comida, que incluso consigue dotar a esta de sus emociones, contagiándolas a las personas que prueban sus elaboraciones. No sé si seré solo yo, pero el libro me abriá el apetito todo el tiempo. Me ha gustado mucho también ver en Tita una mujer fuerte, y que aunque tarda en sacar las garras para mi gusto, las termina sacando. La reflexión sobre como la sociedad trata de controlar a la mujer para que no sea libre a través de la "decencia", como debe o no comportarse una mujer. Es una herramienta más para controlarla, y Tita, no se deja manipular. Lo único que no me ha gustado al completo es Pedro. A veces lo entendía, a veces me resultaba demasiado prototipo de "macho" agresivo que toma lo que quiere, sin pedir primero permiso. Entiendo la época y el contexto cultural, y por eso no va a variar mi disfrute de la novela, pero a fin de cuenta, ese detalle es lo que ha hecho que no se lleve las cinco estrellas. Hubiera rebajado algo el carácter del protagonista, y hubiera sido redondo. El final me ha parecido espectacular. No me esperaba para nada un final así, con una belleza visual tan grande. Me ha impactado mucho esa última página. Un gustazo haberme encontrado por fin con Laura Esquivel. |
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