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Tras perder el juicio por difamación y calumnia contra el financiero millonario Hans Erik Wennerström, al periodista Mikael Blomkvist le encomendará el patriarca del grupo Vanger un encargo muy particular, descubrir qué pasó con Harriet Vanger, su sobrina, hace treinta y seis años atrás en la isla de Hedeby en Suecia. En el transcurso de su investigación, se cruzará y requerirá la ayuda de Lisbeth Salander, la mejor informante de Merton Security, una joven particular con campera de cuero, mini falda y su permanente silencio que encubre secretos. Considero se trata de una novela atrapante, que te absorbe por completo, situándote en una isla de escasos habitantes, la mayoría familiares Vanger, con un clima frío de nevadas y misterio. Nadie es descartado como sospechoso, hasta los muertos se levantan a contar qué pasó hace casi cuarenta años entre el festival del día del niño y el accidente en el puente. Como tantas otras investigaciones policiales, podría haber sido un caso archivado después de las semanas de búsqueda infructuosa pero el poderío económico de Henrik Vanger, el desarrollo de su obsesión y la flor que llega cada año en la víspera de su cumpleaños hace revivir la historia una y otra vez. Es un libro que sinceramente me encantó, desmenuzando el relato poco a poco, lo que puede resultar en algunas partes algo lento para el lector si no está del todo atrapado. Vas viviendo los descubrimientos junto a Mikael y Lisbeth desde sus miradas, desentrañando toda una trama política financiera superior a la revista Millennium, a un delito impositivo y al mismo Estado Sueco. Al comienzo de cada capítulo, te encuentras con una estadística de las amenazas, maltratos y abusos que han sufrido las mujeres en Suecia. El autor no aclara de dónde las ha sacado pero tienen cierta coherencia por lo que pueden ser reales, al menos cuando las comparo con Argentina. Me gustó mucho cómo trata la relación de amor libre entre Erika Berger, editora jefe de la revista, y Mikael, se siente fluida, natural. Por otro lado, no me terminan de cerrar esas especies de fantasías sexuales que rodea a Lisbeth con hombres muy mayores, pareciera un intento de plasmar deseos reprimidos de una cuasi pedofilia del autor. Rechazó la actitud burlona del protagonista que tiene sobre la autora feminista de una novela que compró (Pág. 168) y la normalización de situaciones de abuso sexual por parte del administrador. Finalizo con un balance muy positivo respecto a “Los hombres que no amaban a las mujeres” de Larsson, tiene sus luces y sombras como cualquier otro pero al fin y al cabo, se trata de un libro sólido con personajes muy interesantes, una trama emocionante y que no peca de ser tan previsible. Pretendo seguir con la trilogía principal, de la pluma de Larsson porque los tres restantes son escritos por David Lagercrantz tras el fallecimiento de Stieg. Por lo pronto, recomiendo leer este libro, darle la oportunidad para sacar nuestras propias conclusiones. |
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