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Soy tan fan de la forma de narrar y meternos en la historia de Sarah Lark que devoro cualquier libro suyo que llega a mis manos. En este caso, volvemos a viajar a Nueva Zelanda de mano, una vez más, de unas protagonistas fuertes, valientes y con carácter. La autora nos describe tan maravillosamente bien el entorno, los paisajes, las cosas más cotidianas y el día a día de nuestros protagonistas que lo convierte todo en unos personajes más completamente necesarios para el desarrollo de la novela y adictivos. He de decir que aquí he tenido algún que otro problema con Michael, nuestro prota masculino, porque ha habido muchos momentos en que no lo he entendido y me parecido egoísta en la mayor parte del desarrollo de la historia, pero también entiendo que este egoísmo de Michael es necesario muchas veces y que va metido en su ADN y en eso la autora lo borda también. He adorado a Kathleen sí, pero me he enamorado por completo del personaje de Lizzie, para mí la auténtica protagonista de esta historia. Es maravilloso como las protas femeninas que nos presenta la autora van creciendo a lo largo de la novela y como se convierten en mujeres fuertes, libres y completamente independientes. Otra maravilla más de Sarah Lark. Deseando ponerme con el siguiente.
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