Endurance. La prisión blanca

«Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo modesto. Frío intenso. Largos meses en la más completa oscuridad. Peligro constante. Es dudoso que puedan regresar a salvo. En caso de éxito, recibirán honores y reconocimiento».

Este es el texto del famoso anuncio que Sir Ernest Schackleton publicó supuestamente en un periódico inglés cuando preparaba su famosa expedición a la Antártida. Una aventura que fracasó antes de empezar, pero que dio lugar a una de las historias de supervivencia más heroicas de todos los tiempos.

Yo ya había leído algo acerca de aquellos hombres atrapados en el hielo, a bordo del Endurance, aunque desconocía los detalles e ignoraba la magnitud de la proeza que llevaron a cabo. Pero gracias a Masa Crítica de Babelio llegó este libro a mis manos: Endurance: la prisión blanca (1959), de Alfred Lansing, un relato maravilloso y sobrecogedor construido a partir de los diarios de algunos de los expedicionarios. Una increíble aventura en el fin del mundo.

ATRAPADOS EN EL HIELO
El Endurance zarpó en diciembre de 1914 desde South Georgia rumbo al sur. El plan original consistía en desembarcar en la costa antártica y atravesar el continente helado de una a otra punta, algo que nadie antes se había atrevido a hacer. Pero todo se torció casi desde el principio.

El barco se vio obligado a detener su avance frente a la banquisa, que acabó metido en una trampa mortal. Ese es el relato de la primera parte del libro de Lansing, que nos sirve para familiarizarnos con los miembros de la tripulación, sus virtudes y sus defectos. Son momentos en los que la moral todavía está intacta y aún no se ha renunciado a nada.

Pero el hielo y su irresistible presión fueron implacables con el Endurance, que empezó a ser engullido por el océano helado y tuvo que ser abandonado el 21 de diciembre. Se acabaron las comodidades para el grupo, obligado a montar un precario campamento sobre un témpano de hielo, con la confianza de que la deriva oceánica le llevaría a tierra firme, al norte. Solo había que esperar.

Aquella interminable espera fue cualquier cosa menos plácida: frío, ventisca, escasez de alimentos, miedo, incertidumbre… Las descripciones de los integrantes de la expedición son impactantes. No sabían que la situación todavía empeoraría más: en abril, la banquisa se rompe y Shackleton ve la oportunidad de atravesar el océano en los tres botes que habían conseguido rescatar del naufragio.

Es la ansiada vía de salida, pero que comporta emprender una travesía infernal de cientos de kilómetros, a remo y a vela, a través de uno de los océanos más peligrosos del planeta. Personalmente, considero que esta es la parte más fascinante y terrorífica del relato de Lansing.

ISLA ELEFANTE
Después de incontables padecimientos, los tres botes tocan tierra en Isla Elefante. Una roca desolada donde solo hallan una estrecha playa de guijarros, batida por el viento y las olas, sin abrigo. Pero es tierra. Tras 497 días en el mar y en el hielo, al menos es tierra.

Las desgracias para el grupo no terminan ahí. Primero, hay que salir de esa playa que las mareas inundarán dentro de poco. Después, hay que buscar ayuda desesperadamente. Sobre todo porque hay dos miembros de la tripulación cuya salud se encuentra en estado grave (es escalofriante el episodio de la amputación de los dedos del pie de uno de ellos, sin medios adecuados y sin garantías de éxito).

El 24 abril de 2016, Shackleton elige a cinco hombres y se embarca en una travesía incierta de nada menos que 1.300 kilómetros hacia la estación ballenera de Stromness. Un viaje a la desesperada a bordo de un viejo bote, con marineros exhaustos y mal equipados. Por si esto no fuera ya bastante, les espera el peor de los enemigos: los vientos «aulladores» del paralelo 50º S del Atlántico.

Que exista este libro es la prueba de que lo lograron, superando una prueba física y psicológica extrema. Es cierto que la expedición fue un fracaso, pero cuando el lector comprende todo con lo que tuvieron que lidiar aquellos hombres, solo cabe interpretar la aventura del Endurance como una gran victoria. Mal que bien, todos volvieron sanos y salvos a sus hogares casi dos años después. Un auténtico milagro.

Obstinado y perseverante, Ernest Shackleton intentaría probar mejor suerte en otra aventura antártica en 1922, pero esta vez ya no volvería a casa. No hay mejor homenaje a su figura que leer "Endurance shackleton's incredible voyage" y disfrutar, incluso desde la comodidad de nuestro rincón de lectura favorito en casa, del sabor de la aventura en mayúsculas, con toda la grandeza y miseria que esta palabra contiene.
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En esta sorprendente historia, escrita por Alfred Lansing en 1959, se narra el viaje que hizo Sir Ernest Shackleton en 1914 junto a su tripulación de 27 hombres rumbo al polo sur. Pretendían cruzar la Antártida por tierra de oeste a este. Se trataba de una aventura peligrosa, no solo por lo ambicioso del objetivo, realizar un trayecto que nadie había realizado nunca, sino por lo inhóspito del lugar, las terribles condiciones meteorológicas y que a principios del siglo XX, los medios y la tecnología disponible eran bastante limitados. Como era de esperar, se encontraron con muchos contratiempos y situaciones complicadas. Muy pronto comprendieron que no iban a conseguir su objetivo y que se iba a establecer uno nuevo: sobrevivir y volver a casa.

No hay nada de ficción en este libro, simplemente un excelente trabajo de investigación a partir de múltiples fuentes, incluidos los diarios y recuerdos de los valientes aventureros que protagonizaron esta expedición. Tuvieron la fuerza y templanza para escribir su día a día en sus diarios personales, quizá conscientes de la grandeza de lo que estaban viviendo, penurias incluídas. Pero también generosidad al compartir sus recuerdos y diarios con el autor, permitiéndole trazar con sumo detalle toda la aventura desde diferentes puntos de vista.

No deja de asombrarme lo que es capaz de soportar y superar el ser humano. No todos seríamos capaces de sobrevivir a las experiencias que sufrieron esos hombres, desde luego, y quizá al ser consciente de ello, se les tiene que admirar aún más. Un viaje en barco, a pie, luego en botes… meses atrapados en témpanos de hielo, frío extremo con temperaturas bajo cero, escasez de alimentos, ventiscas, temporales, pasarse días enteros con la ropa y sacos de dormir mojados, higiene personal prácticamente inexistente… Y todo esto con la certeza de que nadie iba a aparecer para salvarles. No se organizaría ninguna misión de rescate. O conseguían llegar por sí mismos a una isla habitada o acabarían pereciendo agónicamente.

A medida que avanzan las páginas, se nos presentan a todos los hombres que formaron parte de la expedición, dando detalles sobre sus personalidades y orígenes, explicando a medida que avanza el viaje, cómo afrontan cada situación que aparece unos u otros, mostrando siempre el gran liderazgo que ejercía Shackleton para conseguir evitar disputas y sacar lo mejor de cada hombre, superando así cada inconveniente en el camino. También leemos de vez en cuando extractos literales de los diarios de los tripulantes. Es increíble la poca desesperación que se extrae de sus palabras, la fe constante de que todo iba a salir bien, a pesar de todo. La confianza en el jefe, en Shackleton.

No lograrían su objetivo inicial, pero sí que lograron sobrevivir, todos y cada uno de ellos, dejando para la posteridad una historia de superación y supervivencia digna de ser contada y recordada un siglo más tarde. Y los que están por venir.

Hasta encontrarme con este libro en las listas de Masa Crítica, no sabía nada de este suceso, pero al ver que contaba una historia real, de algo que habia pasado me dió mucha curiosidad y me pareció que podía ser una lectura de lo más interesante.

Esta lectura nos narra la odisea que vivieron Shackeleton y sus compañeros en la travesía en el Endurance rumbo al Polo Sur. Una travesía que se inicia con la intención de cruzar la Antártida, uno de los continentes que aún seguian inexplorados pero que se torció, el clima extremo, el hielo y los temporales acabaron por convertir el barco en una prisión y que sus tripulantes no pudieran más que esperar y confiar en que en algún momento tuviesen oportunidad de salir con vida de esa expedición.

Ha sido una lectura que atrapa, me ha gustado mucho como nos explica desde el inicio lo que suponía completar esa aventura, como se va reclutando a los tripulantes y conociendo a Shackleton e iniciar con ellos ese viaje que tantos quebraderos les daría.

Con momentos que transmitían mucha angustia, de ver las situaciones a las que se estaban enfrentando, con retazos de diarios de los tripulantes donde dejaban sus sensaciones, el miedo, el frio, la desesperanza...

Una lectura que sin duda ha merecido la pena, muy interesante, y donde vemos el poder de las fuerzas de la naturaleza pero también la resistencia y los limites humanos.