Esos malos momentos te enseñan que las cosas hay que tomarlas como vienen y ponerlas de tu parte, porque sentarse a esperar no sirve de nada. Hay que hacer que lo bueno ocurra.
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Esos malos momentos te enseñan que las cosas hay que tomarlas como vienen y ponerlas de tu parte, porque sentarse a esperar no sirve de nada. Hay que hacer que lo bueno ocurra.
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- ¿Cómo has reunido tantos libros, abuela? - Es fácil: tengo setenta y siete malditos años y jamás he tirado un libro. Tampoco los presto nadie: libro que acaba encontrando su hueco en esta buhardilla para siempre. Me sentía feliz. Podría haber estado así, solo comiendo, durmiendo y leyendo, durante el resto de mi vida. |
Las verdaderas leyendas, como los tópicos, no surgen de la nada. Puede que no se correspondan con la realidad, pero tienen siempre una razón de ser, un sitio en el todo que los seres humanos nos hemos construido.
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La realidad, por suerte o por desgracia, casi nunca es tan literaria.
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Los hombres guapos solo traen desgracias a las mujeres. Están concebidos así. Lo llevan en los genes.
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En un pueblo pequeño quizá haya menos medios que en una gran capital, pero la buena vecindad se convierte en una poderosa aliada.
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Maldito amor, que sorbe el seso hasta convertirte en piltrafa al albur de sus vaivenes, muñeca de trapo incapaz de tomar decisiones, pétalo de rosa seca empujada de aquí para allá por el huracán del deseo y el pálpito del destino.
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Esos malos momentos te enseñan que las cosas hay que tomarlas como vienen y ponerlas de tu parte, porque sentarse a esperar no suele servir de nada. Hay que hacer que lo bueno ocurra.
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¿En que trabaja Kote?