La ciudad de los vivos

“Los monstruos no existen —decía Andreano a los periodistas—, los monstruos los creamos nosotros de vez en cuando para descargar sobre ellos nuestra conciencia” ~ La ciudad de los vivos de Nicola Lagioia.

Último libro leído pero adelanto la reseña porque me lo tengo que quitar de la cabeza. Superfuerte. de esos libros que te remueven el cuerpo cuando los lees y que te hacen plantearte qué tenemos los seres humanos en la cabeza. Porque una cosa es leer novela negra inventada y otra leer esos casos que han sucedido en la realidad. Sí, La ciudad de los vivos se basa en un asesinato en Roma en el que dos jóvenes matan a un tercero una noche de sexo y drogas.

El libro se basa en la investigación realizada por el autor y está superbien narrado. Poco a poco nos adentramos en los hechos, leemos las declaraciones de los culpables, de sus amigos y familiares. “Eran buenos y normales”, ya sabéis, la típica frase que leemos en los periódicos cuando alguien comete un crimen de esta magnitud. El autor nos acerca también conversaciones del móvil, de las redes sociales. Reconozco que cuando llegué al capítulo donde los dos culpables se intercambian en la narración de los hechos –el autor unió las declaraciones, lo cual se agradece porque así no hay que pasar por ese suplicio por duplicado– tuve que leerlo en diagonal; ya tenía el alma demasiado encogida.

¿Por qué una pareja de chicos bien de la sociedad romana comete semejante crimen? ¿Qué pretendían demostrar? ¿Cómo es posible que nos volvamos monstruos de tales dimensiones y en ningún momento recapacitemos que ese no es el camino?

La historia tiene otra protagonista: Roma, una ciudad que el autor va mostrando desde un punto de vista oscuro, degenerado y violento, como si fuese una caída, una más, del imperio romano. Tampoco deja atrás esa necesidad de culpabilizar a la víctima o de excusar a los culpables, como si por encontrar una razón –que no la hay– podamos alejarnos de esa situación y sentirnos seguros en nuestro mundo, porque lo que le pasó a Luca, así se llamaba la víctima, esa noche, no nos va a pasar al resto porque no somos como Luca. Tremendo.