Es como una de esas explosiones literarias que sólo suceden una vez en la vida de los autores y luego tienen que transformarse o disolverse. Este libro me gustó mucho porque retrata un mundo femenino dentro de lo masculino: ellas son las que mantienen, de alguna manera, el orden de las cosas; la abuela con su presencia cuidadora, Gloria con el dinero para la casa, la Nana guisando y limpiando a perpetuidad. Entonces el personaje principal se introduce en este mundo donde ella, en verdad, no tiene nada ni puede aportar nada. Tiene descripciones y momentos muy emotivos. Más de una vez me hizo llorar con sus frases puntuales que asestan un buen golpe al sentimiento de lo no pertenencia a ningún lugar.
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