Víctor Hugo lo hizo de nuevo. Ya me había deslumbrado con Los Miserables y su maravilloso elenco de personajes que sentí parte de mi familia. Aquí nuevamente el abanico humano desplegado por el autor nos mueve a una profunda compasión, ya que todos sus personajes tienen rasgos que nos permiten conmovernos con sus dilemas (excepto uno - no diré cuál - al cual simplemente le retorcería el pescuezo por desalmado!). También al igual que Los Miserables, funciona como un perfecto retrato de época gracias a la minuciosa reconstrucción que hace Víctor Hugo del París medieval, con sus costumbres, sus rincones turbios y el esplendor de Notre Dame. El primer volumen tiene algunas partes que pueden resultar más densas de leer, pero este segundo tomo es como una montaña rusa de la que no puedes bajarte. Y el final es una de las cosas más tremendas y hermosas que haya leído. Un clásico que les recomiendo a todos, sobre todo para sacarse el sabor empalagoso de la peli de Disney (que es buena, no lo niego, pero no es Víctor Hugo!) + Leer más |
El escritor Elías Canetti escribió: “odio los juicios que sólo aplastan y no transforman”. Ultimamente, los jueces y los juicios se han convertido en protagonistas de nuestra vida diaria. Hoy hablaremos de grandes juicios en la literatura. Cuando toda la fuerza de los Estados se concentra en una sola causa y la espada de la justicia, mellada e implacable, se blande sobre una persona, las conciencias se remueven, las opiniones se dividen y alguien paga el precio por mentir, por robar, por matar. Como dijo Victor Hugo: “ser bueno es fácil, lo difícil es ser justo”.
La otra aventura
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Raymundo Ramírez / Director Adjunto ADN40
Luis Ángel Córdova (Pantera) / Productor Ejecutivo
Enrique Piña / Productor