Un verdor terrible

¿Ensayo, ficción o ambos? Un verdor terrible se presenta como textos o historias informativas a modo de ensayo donde Benjamin Labatut incluye elementos ficticios. En ellas, aparecen personajes científicos e históricos del siglo XX que fueron partícipes de algunos acontecimientos que marcaron un antes y un después en la historia y, a su vez, fueron cómplices de las complejidades y obstáculos que presentan algunas ramas de la ciencia como la química o la física.

El libro está formado por cuatro historias. La primera, Azul de Prusia, se centra en química y ha sido sin duda alguna mi favorita. A través de ella el autor entrelaza el descubrimiento del cianuro y el uso del pesticida Zyklon con el uso de gases tóxicos durante la I y II Guerra Mundial. También nos cuenta cómo Harber encontró la manera de utilizar el nitrógeno del aire para fertilizar la tierra y poder cultivar. La segunda historia, la singularidad de Schwarzschild, va sobre este soldado alemán, quien envió por carta a Einstein las soluciones a las ecuaciones de su teoría de la relatividad mientras luchaba en las trincheras. El tercer texto, titulado El corazón del corazón, se centra en las matemáticas a través de las figuras de Mochizuki y Grothendieck y, finalmente, la última historia, Cuando dejamos de entender el mundo, está planteada como si fuera una novela corta formada por cinco capítulos. En esta última, Benjamin Labatut da a conocer las rivalidades existentes entre los padres de la mecánica cuántica, Heisenberg y Schrodinger.

Aunque todo el libro se basa en hechos reales, la historia más cercana a la realidad es la primera. Conforme avanza el libro cuesta distinguir qué cosas son realmente ciertas y qué cosas son añadidas por la imaginación del autor. Llega un punto en el que, para los que desconocemos totalmente el contexto histórico y los hallazgos científicos que se presentan, la realidad es tergiversada y dejamos de aprender para solo leer un texto interesante, pero con falta de rigurosidad. del mismo modo, he tenido la sensación de que en muchos párrafos el autor se entretenía demasiado en teorías y en hablar sobre átomos, ondas, etc. Para una persona que entienda algo, bien; para mí, que soy totalmente nula en estos temas, desconectaba con mucha facilidad y me veía obligada a leer un párrafo más de una vez.

Lo que me ha fascinado de este libro es el planteamiento de esa delgada línea entre genialidad y lucidez. El autor juega mucho con el estado psicológico de estos genios de las matemáticas o la física. ¿Dónde están los límites del conocimiento? Vemos como muchos se dejan llevar y se obsesionan por hallar las respuestas a esas hipótesis y teorías que se plantean. Esta obsesión los lleva a divagar y a alienarse del mundo que les rodea, muchas veces al borde de perder la razón.

Otro tema que se trata en el libro y que me ha llamado la atención son los peligrosos y descontrolados avances de la ciencia. ¿Quién le iba a decir a Harber que su propia creación iba a suponer el desarrollo de un gas con el que muchos de sus familiares serían asesinados años después durante la Segunda Guerra Mundial? ¿O que muchos de los componentes químicos que se descubren iban a ser carne de cañón para crear armas de destrucción masiva?

En definitiva, un libro para las mentes más curiosas que se quieran dejar llevar por los entresijos de la ciencia a través de la literatura.

El título de la novela probablemente alude al verde esmeralda obtenido a partir del cianuro, cianuro que cobra estrellato en el primer capítulo del libro. Es una lectura interesante, una novela metafísica o un ensayo novelado sobre temas científicos que necesitaron investigación por parte del autor (en Google) y el fruto de esta investigación el autor la ha bañado de ficción. Se trata de la Ciencia, mirada por el foco pequeño del telescopio (le petit bout de la lorgnette), que entrega un texto demasiado denso por momentos, poco propicio a la pedagogía, donde circulan nombres de científicos ilustres de primera plana.

El libro está compuesto de 4 historias y de un epílogo.

Leyendo el libro noto que se hace hincapié en el lado « anómalo » de algunos científicos que, por navegar en la estratósfera de los cálculos abstractos, pierden pie con cierta pedestre realidad y tienen casi todos, desarreglos psíquicos de leves a graves.

Siguiendo el orden del libro, sale citado Johann Jacob DIESBACH y su ayudante Johann Conrad DIPPEL que descubrieron el azul de Prusia que no pudieron explotar falta de medios y de « savoir faire« . Fue su financista Johann Leonhard FRISCH quien retomó el negocio y amasó una fortuna (piensen en el azul de la noche estrellada de V. van Gogh o en la gran ola de Hokusai…). En 1782 el químico sueco Carl Wilhelm SCHIELE revolvió un pote de azul de Prusia con restos de ácido sulfúrico y descubrió así el veneno más potente del mundo: el cianuro o ácido prúsico. Schiele también descubrió un verde esmeralda, bautizado verde de Schiele, mezclando arsénico. de ese color verde esmeralda estaba pintada la habitación de Napoleón I en la isla Santa Helena dónde mucho tiempo después detectarían altos niveles de arsénico y como corolario, el envenenamiento del emperador.

En este capítulo se lee también que Hermann GŌRING era un pobre yunkie drogado a la dihidrocodeina, un analgésico del cual consumía más de 100 pastillas al día. Cuando fue capturado por los aliados, tenía en su valija más de 20 000 dosis de su droga. Los aliados tuvieron que desintoxicarlo antes de enjuiciarlo en Nüremberg, pero todos saben que se suicidó con arsénico poco antes del juicio.

El segundo capítulo narra el descubrimiento de Karl SCHWARZSCHILD, astrónomo, físico y matemático militar alemán que envió una carta a Einstein con la primera resolución exacta de las ecuaciones de la teoría de la relatividad general, pero esta resolución era una singularidad que se llamó la « singularidad de Schwarzschild ».

En el capítulo 3 se lee sobre el matemático japonés Shinichi MOCHIZUKI quien desarrolló una teoría original, abstracta y adelantada. La conjetura a+b=c toca los fundamentos de las matemáticas. Mochizuki probó la conjetura, pero además creó una nueva geometría que obliga a pensar los números de manera diferente. Y cuando todo estuvo demostrado, se retractó de sus resultados lo que hizo pensar que había sucumbido a la « maldición de Grothendieck » (o la pérdida con la realidad), uno de los matemáticos más importantes del siglo XX.

Tenemos la historia de Alexander GROTHENDIECK así como del alemán W.K. HEISENBERG que con sólo 23 años formuló reglas sobre el comportamiento de las partículas elementales, antes que Schrōdinger, profesor a Leipzig a los 25 y que recibió el Nobel por la creación de la Física Cuántica. En 1939 el gobierno de Hitler le solicitó la bomba atómica, pero luego de 2 años dio el informe que la cosa estaba más allá del alcance de Alemania.

Otro libro sobresaliente que abarca el mismo tema, es el libro del mexicano Jorge Volpi En busca de Klingsor (1999) que recomiendo especialmente.

El lema de Un verdor terrible podría ser « entender el mundo es imposible » y la pregunta que se hace el lector es ¿tiene ética la Ciencia? o ¿cuál es el límite ético de la Ciencia?
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Un verdor terrible arranca de forma fascinante con un capítulo que evidencia el impacto del avance químico en las dos guerras mundiales, llegándonos a plantear hasta qué punto las cosas habrían cambiado si esos descubrimientos no se hubieran dado de esa manera y en ese momento. Su autor lo cuenta casi de forma anecdótica, enlanzando unas historias con otras que nos llevan a descubrimientos como el de F. Haber, un científico que creó uno de los pesticidas que resultaría ser la trampa mortal para miles de judíos en las cámaras de gas. Incluso condenó a algunos de sus familiares, sin ser él consciente.
En mi opinión, su autor busca la reflexión, casi filosófica, sobre dónde está el límite ético de la ciencia. Hasta qué punto esos científicos no eran conscientes de lo que hacían, el todo por el Estado o la política, en este caso, no vale. Como decía Einstein en su libro "Mi visión del mundo": "Lo valioso de nuestras instituciones, leyes y costumbres radica en que salen de la recta conciencia de innumerables individuos."

Los siguientes tres capítulos, a pesar de ser temas más complejos como las matemáticas, los agujeros negros, o la mecánica cuántica, no hacen restar ritmo a su lectura, absorbiendo lo que nos cuenta con fascinación. Pues parte de las vidas de Grothendieck, Schrödinguer, Heisenberg o Bohr, fueron vidas dedicadas de manera obsesiva a ello.
No hay ciencia sin mentes científicas, mentes que sacrificaron su vida al conocimiento, perdiendo incluso la razón, cayendo en un bucle de locura y misticismo.

"Un verdor terrible " resulta difícil de catalogar, pues contiene historia de la ciencia y bebe del ensayo y la ficción. En ella Benjamín Labatut no solo destaca por su estilo cuidado también por su facilidad para cautivarnos con su novedosa forma de hacer literatura.

Aunque algunas de estas historias lleven al extremo, al delirio o la muerte de algunos de sus protagonistas, no podemos negar que la ciencia nos permite poner orden a lo que nos rodea, generar entendimiento. El problema radica en ¿dónde esta el límite?
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Honestamente, no tenía la menor idea sobre el tema qué trataba el libro. En ocasiones, tengo una corazonada al verlos y no leo sus sinopsis. Éste es uno de esos casos. Además, coincide que es la primera obra que leo el autor chileno. Es un libro de ficción, basado en hechos reales; pero, la cantidad de fantasía va en aumento al avanzar con la lectura.

El libro está compuesto por cuatro textos y un epílogo. El primero de ellos, titulado "Azul de Prusia", sin duda, es el mejor de todos. Enlaza, magistralmente, el descubrimiento del primer pigmento sintético, el origen del cianuro, el comienzo de las guerras químicas, la alteración del equilibrio natural y la perversión de la ciencia para exterminar humanos. Tras su lectura, me quedé con ganas de seguir leyendo relatos tan bien hilados. Pero, por desgracia, a medida que se avanza por el libro, se va perdiendo esa condición. Conoceremos descubrimientos de matemáticos y físicos, así como temas tan diversos como pueden ser los agujeros negros, la teoría de los números, la mecánica cuántica... Se narran las obsesiones, paranoias, epifanías y trances durante los investigaciones de los científicos. Quizás hay un exceso de datos sobre teorías, consiguiendo que la lectora se abstraiga del texto. Aún así, es una forma de acercar la ciencia y ciertos conocimientos; a través de una lectura ágil y atrayente. Por último, me gustaría agredecer a la editorial haberme cedido un ejemplar para su lectura.
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Siempre he sido de "letras puras", esa rama de la educación del instituto en la que escapábamos de las materias relacionadas con la ciencia como si de la mismísima bomba de Hiroshima se tratara. Para mí esas asignaturas fueron un tortura cuando las tuve como obligatorias, era incapaz de verles un sentido a sus reglas mientras que las de la sintaxis o el latín me resultaban tremendamente sencillas y atractivas.

Por eso al leer buenas opiniones sobre este libro sentía curiosidad pero suponía que no era para alguien tan incapaz como yo. Sin embargo, llegué a la librería y Paco (lector entregado y librero apasionado) me sacudió el miedo y me animó a llevármelo.

En esta novela se nos cuenta diferentes descubrimientos de la física y las matemáticas a la vez que nos hace un retrato de esos científicos y su pasión, que en ocasiones se transforma prácticamente en locura. Se mezclan realidad con ficción y resulta fascinante intentar desentrañar lo que forma parte de una y de otra, al igual que tratar de entrar en esas mentes brillantes y a menudo atormentadas. Nombres como Schrödinger, Grothendieck, Heisenberg, Haber o Einstein entre otros son los protagonistas de este libro en el que he visto las ciencias matemáticas y físicas de una manera interesante (ojo, que no comprensible) y he intuído lo finos que son los límites entre la filosofía y la ciencia.

Absolutamente recomendable, es un libro diferente y exquisito.