Espinas del corazón

Querido miedo:
Me he bajado de tu tren.
No me esperes, que o me vuelvo a subir a él,
no me haces bien.

ELLA,
que no se sentía bonita,
que podía levantarse con los ánimos por las nubes,
como a los cinco minutos tenerlos bajo tierra,
que todo lo comparaba, que se infravaloraba.
Siempre lo que ella hacía estaba por debajo de los demás, el trabajo de sus compañeros de colegio siempre le pareció mejor.
Ella nunca escogió la mejor opción, ella eligió compararse y arañarse el corazón.

Dicen que las mujeres son difíciles de contestar, pero no.
Solo fíjate en los pequeños detalles.
No es tan difícil con un poco de atención.
Su color favorito, su flor, su canción...
No es tan difícil una charla antes de dormir;
no es tan difícil un paseo y un helado.
No des por hecho que al estar a su lado ya se lo estás dando todo,
rebusca un poco en los pequeños detalles, tú mismo te sorprenderás.

Hay momentos en los que es necesario perderse para poder encontrarse.
La mayor parte del tiempo necesito quedarme, evadirme;
perderme me ayuda para saber lo que quiero realmente de mi.
No puedo estar todo el tiempo sin perderme.
Perderse ayuda.

Yo no me levanto peinada,
yo no me levanto con la cara perfecta,
yo no me levanto con el pijama conjuntado.
Yo me levanto con el pelo como un coliflor,
yo me levanto con la cara llena de brillos,
yo me levanto con un pijama remix.
Esta soy yo.

Hoy me maquillo porque me apetece verme guapa.
Mañana me desmaquillo porque me apetece, guapa.